Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

4.6.19

Ofrecimiento a Dios de los méritos de Nuestro Señor Jesucristo


Dios mío, Os ofrezco a Vuestro muy amado Hijo, por mi acción de gracias de todos los beneficios que me hacéis, como petición, ofrenda y adoración, y de todas mis resoluciones; en fin, Os lo ofrezco por mi amor y por todo lo que soy. Recibidle, Padre Eterno, por todo lo que deseáis de mí, puesto que nada tengo que ofreceros que no sea indigno de Vos, sino Aquel cuyo goce me concedéis con tanto amor.

(Santa Margarita María).

2.6.19

Oración para unirse al Sagrado Corazón de Jesús


Señor mío Jesucristo, quisiera adorar a Vuestro Padre con Vuestro Corazón.

Quisiera amar, dar gracias a Vuestro Padre con Vuestro corazón.

Quisiera reparar la gloria de Vuestro Padre con Vuestro Corazón.

Quisiera servir a Vuestro Padre y aceptar su beneplácito, con Vuestro Corazón.

Quisiera adorar, amar, dar gracias, escuchar a Vuestro divino Espíritu, con Vuestro Corazón.

Quisiera adoraros, amaros, agradeceros, pediros perdón, orar, serviros y seguiros, con Vuestro Corazón.

Quisiera hablar de Vos, haceros conocer, haceros amar, hacer que todos Os dieran gracias y Os sirvieran, con Vuestro Corazón.

Quisiera amar y hacer amar a Vuestra Santísima e Inmaculada Madre, con Vuestro Corazón.

Quisiera amar y servir a las almas, con Vuestro Corazón.

Quisiera amar y practicar la pobreza, la castidad, la obediencia, la mortificación, la humildad, la caridad, la dulzura, la paciencia..., con Vuestro Corazón.

Corazón de Jesús, sed mi corazón.

31.5.19

Mes de junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús: Consagración por San Alfonso María de Ligorio


Amable Jesús mío, ¿cómo no había de entregarme yo a Vos, después de que Vos me habéis entregado Vuestro Cuerpo y Sangre y todo Vos mismo? Yo Os ofrezco todo lo que tengo y todo lo que soy. Me abandono enteramente a Vos. Os consagro toda mi voluntad, dignaos aceptarla y disponer de ella según Vuestro beneplácito.

Nada tengo, nada puedo; pero tengo un corazón que me habéis dado, y que nadie puede quitarme. Con este corazón puedo amaros, con este corazón quiero amaros. Pero para amaros, necesito Vuestro auxilio, y lo imploro. A Vos Os toca, ¡oh mi amabilísimo Jesús!, hacer que mi pobre corazón sea todo Vuestro, este corazón que en lo pasado correspondió a Vuestro amor con tanta ingratitud. ¡Ojalá que mi corazón sea todo fuego para Vos, como Vos lo sois para mí! Y que en adelante esté tan unido con Vos, que Vuestra santa voluntad sea la única regla de todos mis pensamientos, acciones y deseos.

¡Oh María Inmaculada!, cuyo Corazón ha estado siempre conforme con el Corazón de Jesús, obtenedme la gracia de no desear en adelante sino lo que Jesús y Vos queráis. Así sea.

29.5.19

Elevaciones de una alma entregada toda a Dios


¿Qué daré yo al Señor por las gracias de que me ha colmado? ¡Tomaré el cáliz de salud e invocaré su santo nombre!

¡Señor, Dios de mi vida! ¡Oh amado de mi corazón!, yo no soy más que un despreciable gusano de la tierra, ¿cómo Os saludaré?

¿Cómo cantaré dignamente Vuestras maravillas, yo que no soy sino polvo y ceniza, la misma miseria e impotencia?

¡Ah!, ¡tengo una hostia, hostia de alabanza que reposa en el altar de mi corazón! ¡Con este tesoro pagaré Vuestros beneficios, con esta hostia cantaré Vuestras grandezas y publicaré Vuestras misericordias!

¡Oh, Señor, qué hermosa es mi suerte y qué preciosa la porción de mi herencia!

Vos mismo sois, oh Dios mío, mi porción escogida, mi corona y mi gloria.

Multipliquen los hijos del siglo sus debilidades, abrévense de sangrientas libaciones, tomen el alimento que da la muerte. En cuanto a mí, no tomaré parte en sus embriagadoras locuras. La copa del pecador no se acercará a mis labios, y la iniquidad no tendrá acceso a mi corazón.

¡El Rey ha entrado en su reino; se ha sentado en el trono de mi corazón! ¡Le tengo, es mío! ¡Le tengo y no le dejaré ir!

Ha teñido mis labios con su sangre. Me ha vestido con la vestidura de la inocencia. Ha afirmado mis pasos en el camino recto. Bajo su cetro de amor andaré por los senderos de la vida.

El Señor me rige: nada me faltará. Me conducirá a buenos pastos, entraré, saldré y mi alegría será perfecta.

¡Ah, Señor!, el vino con que llenáis la copa de mi corazón, es para mí una bebida deliciosa. Los perfumes que derramáis sobre mi cabeza, la ennoblecen y la elevan.

Vos destiláis el bálsamo, ¡oh celestial Esposo! La dulzura y la suavidad, la mansedumbre y la misericordia corren con abundancia de Vuestro pecho abierto. De Vuestro abrasado corazón saltan mil chispas, que me traspasan hasta la médula de los huesos y causan un incendio de amor.

¡Oh divino vencedor, lanzad aún Vuestras flechas sobre este gusanillo que Os ama! ¡Que le hieran como una herida incurable!

Hoguera de la caridad que reposáis en mi seno, devorad la víctima y el altar...

Consumid en mí todo lo humano, destruid el hombre viejo; acabad en mí con todos mis enemigos, es decir, con mis sentidos, mis pasiones e inclinaciones desordenadas; reducidlas hasta formar de ellas el escabel de Vuestros pies.

Haceos uno conmigo, y que yo no viva ya, sino que Vos solo, oh Jesús, viváis, reinéis, y triunféis en mí.

Amén.

27.5.19

Oración de San Agustín a la llaga del Sagrado Corazón


Señor mío Jesucristo, Os suplico en nombre de aquella Llaga de amor que habéis recibido por nuestra salvación en la Cruz, y de la cual corrió la preciosa Sangre que nos ha rescatado, que hiráis el alma pecadora de Vuestro siervo, por la cual Os habéis dignado morir; heridla con el dardo de fuego todopoderoso de Vuestra inmensa caridad, para que mi alma Os diga: "¡Estoy herido de amor, de día y de noche corran sobre mi alma abundantes lágrimas!".

¡Oh amor, que ardéis siempre y no os apagáis jamás,
abrasadme!