Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

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9.1.22

Celebración del mes de mayo carmelitano, el mes de María. Día 28



El mes de mayo está consagrado a la Virgen María. Y por ser el mes más florido del año, a los cultos celebrados en honor de la Virgen los llamamos Flores de Mayo, o Flores de María, y al mes consagrado a Nuestra Señora, Mes de las Flores.

Lo mejor sería acudir a alguna de las solemnidades que suelen celebrarse durante este mes en honor de Nuestra Señora, a la mañana, al mediodía, o a la tarde. Las escuelas, colegios y comunidades diversas pueden y deben celebrar este mes con mucha solemnidad y mucho fruto de sus alumnos o socios.

Si no se puede nada de esto, es muy dulce celebrar este mes en familia. Y si no se tiene familia, o no se puede lograr reunirla para este fin, puedes tú, cristiano, celebrarlo fácilmente. Y de cualquier modo que lo celebres, seguro te dejará dulce recuerdo para todo el año, e incluso para toda la vida.


Modo de celebrar el Mes de la Virgen
Un buen modo de celebrar este mes es rezando con verdadera devoción el Santo Rosario, y realizar alguna novena, además de adornar alguna imagen de Nuestra Señora.

Pero, además, también puedes realizar el siguiente...





EJERCICIO DEL MES DE MAYO
para cada día


Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
¡Oh Santísima Virgen María del Monte Carmelo, y Madre de Dios y Madre nuestra! Siempre te amamos, siempre te invocamos, siempre nos consagramos a ti, pero especialmente ahora en este mes de las flores, que los cristianos te dedicamos a tu amor.

¡Oh Paraíso del nuevo Adan! ¡Oh Huerto cerrado! ¡Oh Lirio de los valles, Azucena sin mancha, Flor sin espinas, Rosa mística! ¡Oh Flor de Jesé, Palma de Cadés, Cedro del Líbano! ¡Oh flor de todas las virtudes y árbol de todas las gracias, cuyo fruto es Nuestro Señor Jesucristo! Haz que en nuestras almas florezcan todas las virtudes y gracias de Dios, y fructifique Nuestro Señor Jesucristo en santidad y gracia. Y, pues eres fuente sellada y pura, no permitas que se sequen jamás en nuestras almas la flor de tu devoción y el fruto del amor de Jesucristo, tu Hijo.

- Oración diaria. Día 28:
· La estrella vespertina. Aún después de puesto el sol, brilla la estrella vespertina con la luz del crepúsculo. La devoción y el favor de María duran en muchos aún después del pecado, aún hay esperanza mientras brille; cuando muere es cuando es de noche para el alma.

· Confía en la Virgen. Aun cuando yo fuese sumergido en los abismos del invierno, vos vendríais a buscarme y a sacarme para devolverme a vuestro Hijo Jesucristo, Nuestro Señor, que me compró y me lavó con su sangre divina. (San anselmo)

· Examen. Examina hoy tus soberbia. ¿Tienes alguna? ¿O tienes mucha? ¿Tienes vanidad, arrogancia, orgullo, presunción? O al revés: ¿eres demasiado apocado, tímido y lleno de vanos respetos humanos? ¿Eres digno con los que están por encima de ti, y respetuoso con los que están por debajo?

· Práctica. Ser sinceramente humilde y sencillo, pero sin apocamiento ni pusilanimidad.

- Oración a la Virgen del Carmelo.
Acordaos, oh piadosísima Virgen María del Monte Camrelo, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de los carmelitas que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro auxilio, haya sido desamparado de Vos. Yo, por tanto, aún pecador pero animado con esta confianza, acudo a Vos, oh Madre Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento suplicando y gimiendo. No queráis, oh Madre del Divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, oídlas benignamente y dadles cumplimiento, pues en Vos, Madre Santa, está puesta mi esperanza como carmelita ya que, siendo yo devoto del Carmelo, Vos sois por tanto mi Reina. Amén.

- Oración final.
Concédenos, os rogamos, Señor Dios, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y de cuerpo, y que por la gloriosa intercesión de la bienvaenturada y siempre Virgen María en su advocación del Carmelo, seamos libres de las tristeza de la vida presente, y podamos un día disfrutar las alegrías de la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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4.12.21

Novena a Nuestra Señora de los Dolores (IV)



Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada. Te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado pro la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas. Así sea.

(se hace la petición que se desea)

- Oración para el día cuarto:
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con arrepentimiento y, buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y le conserve con verdadera religión.

- Oración final para todos los días:
Aviso: Estas oraciones están autorizadas por Benedicto XV para los cofrades de la Buena Muerte, y para ganar las indulgencias.


Acuérdate, Virgen Madre de Dios, estando en la presencia del Señor, de hablar en favor nuestro para que aparte su indignación de nosotros.

Oh Santísima Madre, hazme esta gracia,
fija en mi corazón con eficacia
las llagas de Jesús crucificado.

Haz que de Cristo en mí lleve la muerte,
que participe de su pasión y suerte
y medite en sus llagas, apenado.

Para que no arda en los eternos fuegos,
defiéndeme tú, oh Virgen, con tus ruegos,
en el día del juicio angustiado.

Y tú, oh Cristo, al salir yo de esta vida,
por tu madre querida,
haz que llegue a la palma de la victoria.

Cuando mi cuerpo muera,
haz que mi alma adquiera
del paraíso la gloria.


V.: Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
R.: que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.


(Ahora se rezan tres Avemarías)


Nuestra Señora de la Buena Muerte, ruega por nosotros.

San José, ruega por nosotros.


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14.11.21

Novena a la Inmaculada Concepción (III)



Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción. Así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordos que jamás se ha oído decir que uno sólo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mí tampoco, porque si me dejáis me perderé, que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud cristiana; y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

- Oración para el día tercero:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.

- Oración final para todos los días:
¡Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea!
Pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón,
¡mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía!

(se rezan tres Avemarías)

- Conclusión (en latín):
Immaculata Conceptio tua, Dei Genitrix Virgo,
R.: Gaudium annuntiavit universo mundo.

Oremus:
Deus qui per Immaculata Virginis Conceptionem dignum Filio tuo habitaculum praeparasti, quaesumus, ut qui ex morte eiusdem Filii tui praevisa, eam ab omni labe praeservasti, nos quoque mundos eius intercesione ad te pervenire concedas. Per eumdem Christum Dominum nostrum. Amen.


- Conclusión (en castellano):
Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios,
R.: Anunció alegría al universo mundo.

Oración:
Oh Dios mío, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo, te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intercesión llegar a ti limpios de pecado. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

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13.7.21

Oración por el Papa

Oh Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira con ojos de misricordia a tu siervo el Papa, a quien has colocado al frente de tu Iglesia en la tierra como su pastor. Concédele, te suplico, el ser útil por sus palabras y por su ejemplo a cuantos están a él sujetos para que, juntamente con su rebaño, llegue a la vida eterna.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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13.2.22

Novena a San Ignacio de Loyola (3)



Por la señal...


- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para todos los días:
Glorioso patriarca San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro y provecho de mi alma que yo consiga la gracia que os pido en esta novena, alcanzadla del Señor; y si no, ordenad mi petición con todos mis pensamientos, palabras y obras a lo que fue siempre el blasón de vuestras heroicas empresas: a mayor gloria de Dios.

- Oración para el día tercero:
Jesús mío dulcísimo, que tanto deseasteis el amor de vuestras criaturas, que nos intimasteis como máximo y principal precepto amar a nuestro Señor Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas; os ofrezco los merecimientos de mi glorioso San Ignacio, y singularmente aquel inflamadísimo amor con el cual, abrasado en un serafín humano, respiraba sólo llamas de amor divino, refiriendo todas sus obras, palabras y pensamientos a la mayor gloria de Dios, y deseando por premio de su amor más y más amor, posponiento la certeza de su eterna felicidad a la gloria de servir a Dios.

Os suplico pues, Señor amantísimo de mi alma, me concedáis siquiera una centella de ese fuego sagrado del seráfico San Ignacio, y la gracia que os pido en esta novena a mayor gloria de Dios Padre, honor de san Ignacio, y provecho de mi alma. Amén.


(Se rezan ahora tres padrenuestros y tres avemarías y tres glorias a la Santísima Trinidad, en obsequio de la devoción que San Ignacio tuvo a este inefable e incomprensible misterio).


- Oración para todos los días:
Santísimo patriarca San Ignacio, a quien Jesús escogió para capitán de su sagrada Compañía, y adornó con todas las virtudes que pedía este supremo cargo. Ángel en la pureza de cuerpo y mente; arcángel encargado de tantos negocios por la mayor gloria de Dios y bien de las almas; principado excelentísimo en la dirección de tantos millares de espíritus felices; potestad podedorísima para echar a los demonios de los cuerpos y de las almas; virtud prodigiosa en tantos y tan estupendos milagros; dominación suprema de la Compañía que formó tan dignos ministros evangélicos, y ahora continúa en formarlos desde el cielo; trono elevadísimo, en quien descansó la mayor gloria de Dios corriendo en vuestra fogosa alma por todas las partes del mundo; sapientísimo querubín, cuya mente ilustrada por el Espíritu Santo, dictó sabiduría celestial a su pluma; serafín fogosísimo, que aspiró en su vida y aspira continuamente desde el cielo a encender todo el mundo en llamas del dividno amor; abreviado paraíso de todas las virtudes y gracias, que a competencia de vuestra gran alma yo, patriarca amantísimo, me gozo de veros tan superior a cuantos elogios puede daros mi balbuciente lengua, y concebir mi tardo entendimiento, aunque inspirado de una voluntad ansiosa de amaros, y de que os amen todos los hombres.

Confiado en vuestra piedades, imploro vuestra benignísima caridad para que me alcancéis que viva yo una vida verdaderamente cristiana, conforme a las obligaciones de mi estado, observando perfectamente la ley santa de Dios y los consejos evangélicos que me pertenecen, y que no buscando en todas mis acciones otra cosa que la mayor gloria de Dios, consiga una muerte dichosa en los brazos de Jesús, en el amparo de su Santísima Madre María, y en vuestra presencia. Espero, San Ignacio dulcísimo y suavísimo, me alcancéis estas gracias tan importantes para mi eterna salvación, y el favor que os pido en esta novena si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y provecho de mi alma. Amén.


-Se hace ahora la petición que se desea alcanzar en la novena-.


- Oración final:
¡Oh Dios, infinitamente bueno y misericordioso! Pues he recibido de vuestra Majestad todos los dones naturales y sobrenaturales que tengo, deseoso de ser en alguna manera agradecido a vuestras misericordias, os vuelvo cuanto me habéis dado con esta oferta familiar en el corazón y en los labios del glorioso San Ignacio:

"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer. Vos me lo dísteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed de todo según vuestra voluntad, y a mí dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta".



- Conclusión (en latín):
Similabo eum viro sapienti, qui aedificavit domum suam supra petram.

Amavit cum Dominus et ornavit eum.
R.: Stolam gloriae induit eum.

Oratio:
Deus, qui ad maioren tui nominis gloriam propagaudam novo per Beatum Ignatium subsidio militantem Ecclesiam roborasti; concede, ut eirus auxilio et imitationes certantes in terris, coronari cum ipso mereamur in coelis. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


- Conclusión (en español):
Le compararé al hombre prudente que edificó su casa sobre piedra.

El señor le amó y le distinguió.
R.: Le vistió vestidura de gloria.

Oración:
Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu nombre, has fortalecido por medio de San Ignacio a la Iglesia militante con un nuevo auxilio, alcánzanos que con su ayuda y a imitación suya peleemos en la tierra hasta conseguir ser coronados con él en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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25.2.22

Novena de la gracia en honor a San Francisco Javier



Origen de la tradición de la "novena de la gracia":
Mientras se estaba adornando un altar en Nápoles para una fiesta de la Inmaculada Concepción, cayó desde los andamios un martillo de un kilo de peso que hirió mortalmente al padre Marcelo Mastrilli, de la Compañía de Jesús, destrozándole la sien derecha. De día en día llegó a agravarse tanto su herida, que iban a darle ya la Extremaunción, pues era imposible administrarle el Viático por no poder el herido ni tomar una gota de agua. Pero cuando estaban pensando en esto, he aquí que el padre Mastrilli se levanta sano y repuesto. La herida había desaparecido de su cabeza, la cicatriz ni se notaba, y el sacerdote se sentía restablecido de repente. Bien temprano celebró su misa y dio la comunión a muchas personas que concurrieron a ver este prodigio.

Subió en seguida al púlpito, y por su propia voz explicó al pueblo de Nápoles cómo se había restablecido. Viéndose herido y sin esperanzas de vida, había hecho voto en honor de San Francisco Javier de ir a las Misiones de Indias si le concedía la salud. La última noche se le había aparecido el Santo animándole a cumplir su voto y recibir el martirio en Japón, y después de un rato de amena conversación desapareció, dejándole repentinamente. Aseguró el reverendo Mastrilli que San Francisco Javier le había dicho que todos los que en la novena, desde el 4 al 12 de marzo, implorasen su intercesión para con Dios, confesando y comulgando en alguno de estos días, experimentarían sin duda los efectos de su poderosa protección y conseguirían la gracia que pidiesen, si convenía para su salvación y la mayor gloria divina.

Indulgencias concedidas:
Desde entonces se divulgó rápidamente por todas parte esta práctica, conocida con el nombre de "Novena de la gracia". Los romanos pontífices han concedido trescientos días de indulgencia por cada día la novena, y una indulgencia plenaria al final de la misma, si en alguno de estos días se ha confesado y comulgado, y rogado por las intenciones del Papa.

Modo de realizar la novena:
El modo de hacer esta novena es muy sencillo. Basta rezar durante nueve días la oración que publicamos, por la cual están concedidas las indulgencias. Caso de no poderse rezar la oración aquí publicada, basta aún para ganar las indulgencias rezar cinco veces el Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Tiempo de la novena:
Para las indulgencias está declarado que es indistinto hacer la novena en cualquier tiempo del año. Pero la promesa de la gracia hecha por San Francisco Javier al padre Mastrilli indicó una fecha concreta: del 4 al 12 de marzo, día que coincide con la canonización de San Ignacio de Loyola y del santo de las Indias, San Francisco Javier (12 de marzo, misma fecha que Santa Teresa de Jesús).

Los que quieran hacer la novena con especiales oraciones, pueden hacerla del siguiente modo:

NOVENA DE LA GRACIA

______________________


Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración de la novena de la gracia:
Glorioso San Francisco Javier, apóstol de Japón y de las Indias, que tuvisteis tan encendido celo por las salvación de las almas, tened el mismo celo por la salvación de la mía.

No se apagó la llama de vuestra inmensa caridad con vuestra muerte, y vuestro poder para con Dios aún es mayor en el cielo que cuando andabais por la tierra. Dignaos hacer que yo experimente los dulces efectos de vuestra protección. Amén.


- Oración que compuso y decía San Francisco Javier:
Eterno Dios, creador de todas las cosas, acordaos que Vos creásteis las almas de los infieles, haciéndolas a vuestra imagen y semejanza.

Mirad, Señor, cómo en oprobio vuestro se llenan de ellas los infiernos. Acordaos, Padre celestial, de vuestro Hijo Jesucristo, que derramando tan liberalmente su sangre, padeció por ellas. No permitáis que sea vuestro Hijo por más tiempo menospreciado de los infieles, antes aplacado con los ruegos y oraciones de vuestros escogidos los Santos y de la Iglesia, Esposa benditísima de vuestro mismo Hijo, acordaos de vuestra misericordia, y olvidando su idolatría e infidelidad, haced que ellos conozcan también al que enviasteis, Jesucristo, Hijo vuestro, que es salud y vida, resurrección nuestra, por el cual somos libres y nos salvamos. A Él sea la gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.


- Oración final:

Oh Dios, que quisiste agregar a tu Iglesia las naciones de las Indias por la predicación y por los milagros de San Francisco Javier, concédenos que, pues veneramos la gloria de sus insignes merecimientos, imitemos también los ejemplos de sus heroicas virtudes. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

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8.3.22

Devoción de los Trece Martes en honor a San Antonio de Padua



Para promover la devoción a San Antonio de Padua, el Papa León XIII concedió una indulgencia plenaria cada martes o domingo a todos los fieles que durante trece martes o domingos consecutivos se confesasen, comulguen, y hagan alguna piadosa meditación u oración vocal, o bien ejercicio piadoso, en honor de Dios y de San Antonio de Padua, con tal que visiten alguna iglesia y recen en ella por las intenciones del Papa.

Con el fin de realizar este ejercicio, podemos hacer uso de las siguientes oraciones cada martes o domingo:

Por la señal...


- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración a nuestro Señor:
Altísimo y Sapientísimo Señor mío Jesucristo, dueño y señor de cielos y tierra, que todo lo conoces y todo lo gobiernas suave y fuertemente; excelentísimo creador de cielos y tierra, que muestras la grandeza y perfección de tu poder en todas las cosas. Vigilantísimo gobernador del universo, sin cuya anuencia no cae ni un cabello de nuestra cabeza, ni una hoja de los árboles. Bondadosísimo dueño que vistes de espléndidas galas a las hierbas del campo y das de comer a las aves del cielo. Hijo amantísimo del Padre, que para que los ricos den de su pan a los pobres, los estimulas con tus palabras, los amenazas con tus enemistades, y les premias sus caridades con innumerables favores, unas veces advertidos, otras de forma inadvertida.

Te suplicamos que atiendas los ruegos que te dirigimos por medio de tu siervo San Antonio, para que tengas providencia de nosotros para nuestro bien, nos concedas todas las gracias temporales que nos convengan a nuestro estado, y sobre todo ordenes nuestra vida conforme a toda caridad contigo y con tus pobres, para salvación y santificación de nuestras almas. Amén.


-Padrenuestro, Avemaría, Gloria-.



- Oración a San Antonio de Padua:
¡Oh glorioso San Antonio, a quien Dios ha elegido como intercesor nuestros en los apuros y pérdidas de la vida material, y como protector de los pobres ante los ricos! Protégenos con tu favor en todas las necesidades y enredos de nuestra vida, danos sincero amor hacia los pobres, mucha confianza en Dios, y alto aprecio de la vida eterna, a la cual se ordena toda la vida temporal.

Especialmente suplicamos tu intercesión en este favor que te pedimos.


-Se hace ahora la petición que se desea alcanzar-.



Propósito: Ofrecer dar algo por los pobres, o hacer algún acto de caridad, pequeño o grande, según las facultades de cada uno.

Máxima: Al que da algo por Dios, Dios le dará el ciento por uno en esta vida, y la posesión de la vida eterna.

- Conclusión:
Récese por las intenciones del Romano Pontífice, y por las ánimas del Purgatorio, un Padrenuestro de conclusión.

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16.12.21

Celebración del mes de mayo carmelitano, el mes de María. Día 4



El mes de mayo está consagrado a la Virgen María. Y por ser el mes más florido del año, a los cultos celebrados en honor de la Virgen los llamamos Flores de Mayo, o Flores de María, y al mes consagrado a Nuestra Señora, Mes de las Flores.

Lo mejor sería acudir a alguna de las solemnidades que suelen celebrarse durante este mes en honor de Nuestra Señora, a la mañana, al mediodía, o a la tarde. Las escuelas, colegios y comunidades diversas pueden y deben celebrar este mes con mucha solemnidad y mucho fruto de sus alumnos o socios.

Si no se puede nada de esto, es muy dulce celebrar este mes en familia. Y si no se tiene familia, o no se puede lograr reunirla para este fin, puedes tú, cristiano, celebrarlo fácilmente. Y de cualquier modo que lo celebres, seguro te dejará dulce recuerdo para todo el año, e incluso para toda la vida.


Modo de celebrar el Mes de la Virgen
Un buen modo de celebrar este mes es rezando con verdadera devoción el Santo Rosario, y realizar alguna novena, además de adornar alguna imagen de Nuestra Señora.

Pero, además, también puedes realizar el siguiente...





EJERCICIO DEL MES DE MAYO
para cada día


Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
¡Oh Santísima Virgen María del Monte Carmelo, y Madre de Dios y Madre nuestra! Siempre te amamos, siempre te invocamos, siempre nos consagramos a ti, pero especialmente ahora en este mes de las flores, que los cristianos te dedicamos a tu amor.

¡Oh Paraíso del nuevo Adan! ¡Oh Huerto cerrado! ¡Oh Lirio de los valles, Azucena sin mancha, Flor sin espinas, Rosa mística! ¡Oh Flor de Jesé, Palma de Cadés, Cedro del Líbano! ¡Oh flor de todas las virtudes y árbol de todas las gracias, cuyo fruto es Nuestro Señor Jesucristo! Haz que en nuestras almas florezcan todas las virtudes y gracias de Dios, y fructifique Nuestro Señor Jesucristo en santidad y gracia. Y, pues eres fuente sellada y pura, no permitas que se sequen jamás en nuestras almas la flor de tu devoción y el fruto del amor de Jesucristo, tu Hijo.

- Oración diaria. Día 4:
· Rosa. La rosa mística que brota de las espinas de Eva fue la Virgen María. Eva fue la espina, María es la rosa; el mundo es el rosal. Desprecia al mundo lleno de espinas y ama a la Rosa.

· Confía en la Virgen. ¡Feliz confianza! ¡Feliz refugio! La Madre de Dios es madre nuestra. Así, pues, ¿con cuanta certeza no deberemos esperar, puesto que nuestra salvación depende de un buen hermano y de una madre piadosa? (San Anselmo)

· Examen. Examina hoy tus comidas. ¿Comes mucho? ¿O comes menos de lo conveniente? ¿Comes con demasiado regalo? ¿O comes con demasiado gasto? ¿Comes demasiadas veces? ¿Comes demasiadas golosinas? Y, ¿bebes mucho y muy caro? ¿Bebes alcohol? ¡Terrible vicio es ese! ¿A tus sirvientes, a los pobres, les das también de comer, y colaboras con su sustento?

· Práctica. Moderarse, y aún mortificarse, en la comida y con prudencia. Dejar de una vez por todas las bebidas alcohólicas, que tanto llevan al vicio. No comer fuera de horas. Dar algo para el sustento de los pobres.

- Oración a la Virgen del Carmelo.
Acordaos, oh piadosísima Virgen María del Monte Camrelo, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de los carmelitas que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro auxilio, haya sido desamparado de Vos. Yo, por tanto, aún pecador pero animado con esta confianza, acudo a Vos, oh Madre Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento suplicando y gimiendo. No queráis, oh Madre del Divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, oídlas benignamente y dadles cumplimiento, pues en Vos, Madre Santa, está puesta mi esperanza como carmelita ya que, siendo yo devoto del Carmelo, Vos sois por tanto mi Reina. Amén.

- Oración final.
Concédenos, os rogamos, Señor Dios, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y de cuerpo, y que por la gloriosa intercesión de la bienvaenturada y siempre Virgen María en su advocación del Carmelo, seamos libres de las tristeza de la vida presente, y podamos un día disfrutar las alegrías de la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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16.7.21

Por los gobernantes



Te ruego, omnipotente Dios, que tus siervos nuestros gobernantes, que por tu misericordia están al mando de nuestra nación, reciban también aumento de todas las virtudes para que, adornandos con todas las necesarias a sus cargos, puedan escapar de los monstruos de los vicios y con ejercer con sabiduría e inteligencia su autoridad, así como llegar llenos de gracia a Ti, que eres camino, verdad y vida.

Por nuestro señor Jesucristo. Amén.

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13.8.21

Luces Matutinas: 1: Yo



Te pongo aquí, amigo mío, unas breves consideraciones que desearía las leyeses y pensases un poco cada día.

Luces, las llamo, porque lo son del cielo.

Luces matutinas llamo a las primeras, porque deseo que tomes una cada día para alumbrarte con ella desde la mañana, a fin de no errar en tu jornada.

Luces vespertinas llamo a las segundas, porque deseo que tomes una cada tarde o cada noche antes de acostarte, para reconocer la jornada de aquel día, y para que te conozcas cómo has andado.

No dejes de tomar esta costumbre de encender una luz de las matutinas cada mañana, y una luz de las vespertinas cada noche.

Tienes una para cada día del mes.

Yo te doy la luz de Cristo, tú dale gracias y aprovéchala. Y, como se dice en Sábado SAnto, "Lumen Christi! Deo gratis! ("¡Luz de Cristo! ¡Demos gracias a Dios!").

"Conócete a ti mismo", decía uno de los Siete Sabios de Grecia. Voy, pues a pensar un poco en mí. ¿Qué soy yo? Soy un problema lleno de misterios.

No soy mío, no me pertenezco; a mí me han hecho. Todos cuantos conozco son, como yo, de Dios.

Yo soy de ayer. Hace pocos años no existía.

Yo soy impotente, necesitado, pobre de todo.

Yo soy muy pequeño; siento que hay otro superior a mí, otro que me manda, que me prohíbe, que me ve y vigila cuanto hago, que me reprende si obro mal, que me aprueba si obro bien, que me amenaza si no cumplo con mi deber, que me asegura si lo cumplo.

Yo soy ignorante y falible. ¡Qué poco sé! ¡Qué poco alcanzo!

Yo soy mudable, soy desgraciado, soy mortal, me acabo, me voy, no me puedo detener ni estarme quieto. Me empujan más allá, a la muerte, al fin. Marcho a paso incesante por la senda de la vida a la muerte...

Al mismo tiempo yo soy mío, yo soy libre; puedo hacer mucho, lo que me da la gana.

Yo soy inteligente, soy grande, valgo mucho, siento en medio de mi pequeñez un poder sobremundano, me conozco superior a todas las cosas, superior a toda la materia y a todo el mundo que me rodea, destinado a grandes cosas, creado para ser feliz, inmortal y eterno.

No soy una piedra, no soy una flor, no soy un perro... Soy mucho más. Y aun cuando muero sé que hay algo que me espera después de la muerte.

¡Qué poco valgo y cuánto valgo! ¡Sin Dios y sin respeto de Dios..., nada! ¡Con Dios y respeto del mundo, mucho! Debo ser humilde y puedo ser magnánimo. Sin Dios, nada; con Dios, mucho.

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15.7.21

Oración por los Prelados y sus diócesis



Omnipotente y Eterno Dios, que sin necesidad de nadie haces maravillas, extiende sobre tus siervos los Prelados y sobre las Congregaciones que les están encomendadas el espíritu de tu gracia salvadora, y para que te agraden con toda verdad, riégalos perpetuamente con el rocío de tu bendición.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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3.7.21

Oración de Santo Tomás de Aquino para después de la comunión



Gracias te doy, Señor Dios Padre todopoderoso, por todos los beneficios y especialmente porque has querido admitirme a la participación del sacratísimo cuerpo de tu unigénito Hijo.

Te suplico, Padre elementísimo, que esta Sagrada Comunión no sea para mi alma lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón, sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos, aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad y de todas las virtudes; sea perfecto sosiego de mi alma y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo solo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz de mi dichosa muerte. Y te ruego que tengas por bien llevarme a mí pecador a aquel convite inefable donde tú con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus Santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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28.10.21

Consagración del clero al Sagrado Corazón de Jesús



¡Oh santísimo Corazón de Jesús! Al final de todos viene a consagrarse a ti tu clero, los que tú escogiste para ser lazo de unión entre ti y tu pueblo, tus escogidos, a quienes has comunicado tu poder de enseñar el Evangelio, tu poder de atar y desatar en la tierra para el cielo y el poder de consagrar y administrar tu santísimo Cuerpo y tu preciosísima Sangre.

También nosotros te faltamos mucho, a pesar de nuestra obligación de ser especialmente santos y amantes tuyos. Perdona, Señor, los pecados de tu clero; nuestras irreverencias, nuestras tibiezas, nuestra falta de celo, nuestros malos ejemplos y poco religiosa conducta.

En cambio, también te ofrecemos el amor y los sacrificios de muchos siervos tuyos del clero secular y regular, verdaderamente santos, aspostólicos, abnegados, reverentes, que se esfuerzan por atraer a ti innumerables almas.

Juntamente con el clero, te consagramos también todas las fervorosas religiosas de la tierra, esposas tuyas, que con su oración y sacrificio en el claustro, o con su acción y celo en las obras apostólicas, son honor de la Iglesia y corona lucidísima de tu Corazón.

Concédenos a todos, ¡oh Corazón sacratísimo!, el fuego de tu amor y de tu celo, y que así como tú fuiste enviado del Padre, y cumpliste su voluntad, le diste a conocer y le glorificaste, así nosotros, enviados de ti, te imitemos, cumplamos tu voluntad, te demos a conocer, te glorifiquemos, haciendo que todos amen a tu divino Corazón.

Corazón de Jesús, haz que tus sacerdotes y religiosos te amemos más cada día. Amén.


Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

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12.4.22

Qué son los votos personales (y qué no son)



Muchas personas piadosas hacen votos y promesas a Dios muchas veces, bien para obtener alguna gracia, o para adquirir más perfección y agradar más a nuestro Señor. El voto es una promesa deliberada hecha a Dios de una cosa mejor. No son votos los sencillos propósitos que hacemos a Dios, o en nuestro interior, de alguna materia, sino que el voto es una promesa formal, deliberada, advertida, considerada, con la cual nos comprometemos seriamente y bajo pecado a alguna cosa. Si no hubo advertencia plena, intención de obligarse y libertad de cumplir, el voto no vale nada, y es como si no se hubiera hecho. Y cuando uno mismo duda de si hizo voto o sencillo propósito, no se tenga por obligado como voto.

Puede uno obligarse con voto, según cada uno quiera, o bajo pecado mortal o bajo pecado venial. Pero ahora bien, es de advertir que no se puede uno obligar bajo pecado mortal cuanto la materia es leve, por ejemplo a rezar una vez tres Avemarías. En cambio, puede obligarse bajo pecado venial, aunque la materia sea grave (por ejemplo, hacer voto por erigir un templo).

Consejos acerca de los votos:
- No se hagan sin reflexionar.
- No se hagan votos numerosos, es mejor hacer pocos y cumplirlos.
- No se hagan votos sobre cosas muy difíciles.
- Consultar antes a un director espiritual prudente.
- Cuando se tenga dificultad real y manifiesta en cumplir un voto, acudir a un confesor.

En general, es mejor contentarse con hacer propósitos sin más, y cumplirlos, y sólo dejar los votos para los casos más graves, o para estados en los que son necesarios (sacerdocio, matrimonio, consagración...). Con cumplir los propósitos que realicemos ya tendremos tarea más que suficiente, sin necesidad de acudir a votos estrafalarios. Hacer votos a la ligera cuando estamos en dificultades o en situaciones extremas (enfermedad mortal, gran desgracia personal...) no es nada aconsejable, dado que podríamos incurrir en pecado cuando, una vez superada la situación, nos olvidemos del voto o no estemos en condiciones de cumplirlo. Por ello, los votos siempre han de darse en situaciones de paz espiritual, y de equilibrio emocional y en profunda serenidad.

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19.4.22

Oración del Magníficat en latín y en español



Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.




Magnificat
Magnificat anima mea Dominum:
et exultavit spiritus meus: in Deo salutari meo.
Quia respexit humillitatem ancillae suae,
ecce enim ex hoc beatam me dicent omnes generationes.

Quia fecit mihi magna qui potens est, et sanctum nomen eius.
Et misericordia eius a progenie in progenies timentibus eum.

Fecit protentiam in brachio suo,
dispersit superbos mente cordis sui.
Deposuit potentes de sede, et exaltavit humiles.
Esurientes implevit bonis, et divites dimist inanes.

Suscepit Israel puerum suum,
recordatus misercordiae suae.
Sicut locutus est ad patres nostros, Abraham et semini eius in secula.


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5.11.21

Novena a la Santísima Virgen (para todas sus abvocaciones) (IV)



Nota: En cualquiera época o festividad de la Santísima Virgen, y en cualquiera de sus muchas advocaciones, se puede hacer esta novena, sin que sea necesario tener otras especiales condiciones.


Por la señal...

Día Cuarto.

Oración de San Bernardo:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo, pecador, animado con esta confianza acudo a Vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo y afligido. Sé que Vos no queréis, oh Madre del divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, estoy seguro que las oyes benignamente, y por ello espero vuestro socorro y consuelo. Amén.

"Oración antigua", para el cuarto día:
Ven, oh gloriosa Reina María, ven y visítanos. Ilumina nuestras almas dolientes y danos el vivir santamente. Ven, salud del mundo, a lavar tantas manchas que nos afean, a disipar tantas tinieblas que nos envuelven. Ven, Señora de los pueblos, y apaga estas llamas de concupiscencia que nos abrasan, arrójanos el manto de tu pureza y señala el seguro camino que nos ha de llevar al puerto. Ven a visitar a los enfermos, a fortalecer a los débiles, a dar firmeza a los que fluctúan entre mares de dudas. Ven, estrella, luz de los mares, e infúndenos paz, gozo y devoción.

Ven, oh cetro de reyes, poderío de las naciones, y vuelve al seno de la fe, al amor y vida de su unidad, a las muchedumbres extraviadas que no conocen lo que conviene a su salud. Ven, trayéndonos en tus manos los dones de tu casto, eterno esposo, el Espíritu Santo, para que vivamos por su lumbre y calor, y sean nuestro sustento aquellos frutos eternos que nos han de merecer entrar en la unidad de la vida bienaventurada. Amén.

Oración final:
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa y cristiana ley; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad de espíritu, la paz en las familias, y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la Iglesia Católica.

¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres lo puedes obtener ante Dios, de quien eres madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y benevolente. A tu nombre se abren las puertas del cielo, en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia: óyenos, oh plácida Virgen y Madre y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

Conclusión (en latín):
Sancta maría succurre miseris, iuva pusillanimes, refove flebilis, ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu: sentiant omnes tuum iuvamen, quicumque celebrant tuam sactam festivitatem.


V.: Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R.: Ut digni effciamur promissionibus Christi.

Oratio.- Concede nos famulos tuos, quasumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfui laetitia. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


Conclusión (en castellano):
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, que sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.

V.: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración.: Concédenos, Señor Dios bondadoso y paciente, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la benaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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1.5.22

Cor arca (en latín y en español)



Cor, Arca legem continens,
non servitutis veteris,
sed gratiae, sed veniae,
sed et misericordiae.

Cor sanctuarium novi
intemeratum foederis,
templum vetusto sanctius,
velumque scisso utilius.

Te vulneratum charitas
ictu patenti voluit,
amoris invisibilis
ut veneremur velnera.

Hoc sub amoris symbolo,
passus cruenta, et mystica,
utrumque sacrificium
Christus Sacerdos obtulit.

Quis non amantem redamet?
Quis non redemptus diligat,
et Corde in isto seligat
aeterna tabernacula?

Decus Parenti, et Filio,
Sanctoque sit Spiritui,
quibus potestas, gloria,
Regnumque in omne est saeculum. Amen.





Oh Corazón.

Oh Corazón, arca que contiene la ley,
no de la esclavitud antigua,
sino de la gracia, del perdón,
y de la misericordia.

Oh Corazón, santuario intemerado
de la nueva alianza,
templo más santo que el antiguo
y velo más sutil que el que se rasgó.

La caridad quiso que fueses herido
con patentes heridas
para que venerásemos las heridas
del amor invisible.

Bajo este símbolo de amor,
padeciento sangrientos y místicos dolores,
ofreció Cristo Sacerdote
ambos sacrificios.

¿Quién no devolverá amor a quien le ama?
¿Quién, redimido, no amará
y no elegirá a este Corazón
como su perpetua morada?

Honor al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo,
suyos son el poder, la gloria,
y el Reino por todos los siglos. Amén.

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8.11.21

Novena a la Santísima Virgen (para todas sus abvocaciones) (VII)



Nota: En cualquiera época o festividad de la Santísima Virgen, y en cualquiera de sus muchas advocaciones, se puede hacer esta novena, sin que sea necesario tener otras especiales condiciones.


Por la señal...

Día Séptimo.

Oración de San Bernardo:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorando vuestro socorro, haya sido desamparado de Vos. Yo, pecador, animado con esta confianza acudo a Vos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento gimiendo y afligido. Sé que Vos no queréis, oh Madre del divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, estoy seguro que las oyes benignamente, y por ello espero vuestro socorro y consuelo. Amén.

Oración de San Juan Damasceno, para el séptimo día:
Nadie está en el cielo más cerca de la Divinidad que tú, Madre del Carmelo, que tienes asiento sobre la cumbre de los querubines y sobre todos los ejércitos de los serafines, y por esto no es posible que tu intercesión sufra repulsa, ni que sean desatendidos tus ruegos.

No nos falle tu auxilio mientras vivamos en este mundo perecedero; alárganos tu mano, para que obrando las obras de salud y huyendo de los caminos del mal, demos seguro el paso hacia la eternidad.

Por ti esperamos que, al cerrar a este destierro los ojos de la carne, se abrirán los del alma para anegarse en aquel piélago de soberana hermosura, de suavísimos deleites, por el cual ansiosamente suspiran las almas regeneradas, y que nos anunció y mereció Cristo Señor nuestro, haciéndonos ricos y salvos. A Él por ti, Señora, rendimos gloria y alabanza, con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final:
¡Oh santísima Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima madre de los hombres! Después de Dios, tú eres la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada, acudimos a ti en estos días, instándote para que nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa y cristiana ley; alcánzanos también la salud del cuerpo y la serenidad de espíritu, la paz en las familias, y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en fin, una santa muerte en la Iglesia Católica.

¡Oh Virgen, que superas toda alabanza! Todo lo que tú quieres lo puedes obtener ante Dios, de quien eres madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores, tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra, y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante tu Hijo altísimo y benevolente. A tu nombre se abren las puertas del cielo, en tus manos están todos los tesoros de la divina misericordia: óyenos, oh plácida Virgen y Madre y, si nos conviene, concédenos las gracias que te pedimos en esta novena:

(se hace la petición que se desea)

Conclusión (en latín):
Sancta maría succurre miseris, iuva pusillanimes, refove flebilis, ora pro populo, interveni pro clero, intercede pro devoto femineo sexu: sentiant omnes tuum iuvamen, quicumque celebrant tuam sactam festivitatem.


V.: Ora pro nobis Sancta Dei Genitrix.
R.: Ut digni effciamur promissionibus Christi.

Oratio.- Concede nos famulos tuos, quasumus Domine Deus, perpetua mentis et corporis sanitate gaudere: et gloriosa beatae Mariae semper Virginis intercessione, a praesenti liberari tristitia, et aeterna perfui laetitia. Per Christum Dominum nostrum. Amen.


Conclusión (en castellano):
Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las mujeres consagradas, que sientan tu auxilio todos los que celebran tu santa festividad.

V.: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oración.: Concédenos, Señor Dios bondadoso y paciente, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la benaventurada siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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15.12.21

Celebración del mes de mayo carmelitano, el mes de María. Día 3



El mes de mayo está consagrado a la Virgen María. Y por ser el mes más florido del año, a los cultos celebrados en honor de la Virgen los llamamos Flores de Mayo, o Flores de María, y al mes consagrado a Nuestra Señora, Mes de las Flores.

Lo mejor sería acudir a alguna de las solemnidades que suelen celebrarse durante este mes en honor de Nuestra Señora, a la mañana, al mediodía, o a la tarde. Las escuelas, colegios y comunidades diversas pueden y deben celebrar este mes con mucha solemnidad y mucho fruto de sus alumnos o socios.

Si no se puede nada de esto, es muy dulce celebrar este mes en familia. Y si no se tiene familia, o no se puede lograr reunirla para este fin, puedes tú, cristiano, celebrarlo fácilmente. Y de cualquier modo que lo celebres, seguro te dejará dulce recuerdo para todo el año, e incluso para toda la vida.


Modo de celebrar el Mes de la Virgen
Un buen modo de celebrar este mes es rezando con verdadera devoción el Santo Rosario, y realizar alguna novena, además de adornar alguna imagen de Nuestra Señora.

Pero, además, también puedes realizar el siguiente...





EJERCICIO DEL MES DE MAYO
para cada día


Por la señal...

- Acto de contrición:
Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón, porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno.

Propongo firmemente no volver a pecar y confío que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna.

Amén.

- Oración para empezar todos los días:
¡Oh Santísima Virgen María del Monte Carmelo, y Madre de Dios y Madre nuestra! Siempre te amamos, siempre te invocamos, siempre nos consagramos a ti, pero especialmente ahora en este mes de las flores, que los cristianos te dedicamos a tu amor.

¡Oh Paraíso del nuevo Adan! ¡Oh Huerto cerrado! ¡Oh Lirio de los valles, Azucena sin mancha, Flor sin espinas, Rosa mística! ¡Oh Flor de Jesé, Palma de Cadés, Cedro del Líbano! ¡Oh flor de todas las virtudes y árbol de todas las gracias, cuyo fruto es Nuestro Señor Jesucristo! Haz que en nuestras almas florezcan todas las virtudes y gracias de Dios, y fructifique Nuestro Señor Jesucristo en santidad y gracia. Y, pues eres fuente sellada y pura, no permitas que se sequen jamás en nuestras almas la flor de tu devoción y el fruto del amor de Jesucristo, tu Hijo.

- Oración diaria. Día 3:
· Azucena. Azucena sin mancha es María; símbolo de pureza sin mancha. Ofrécele hoy un día de pureza y castidad.

· Confía en la Virgen. ¿Por qué ha de temblar la fragilidad humana de acercarse a María? Nada hay en ella austero, nada terrible; toda es suave. (San Bernardo.

¡Oh María, llena de unción de misericordia, llena de piedad! (San Buenaventura)

· Examen. Examina hoy tu sueño. ¿Duermes más de lo que conviene a tu salud, a tu virtud, a tu obligación? ¿Te acuestas y te levantas a hora conveniente?

· Práctica. Hoy procura acostarte a hora conveniente, y mañana madrugar un poco. Y si tienes desarreglo en el dormir, arregla este tiempo.

- Oración a la Virgen del Carmelo.
Acordaos, oh piadosísima Virgen María del Monte Camrelo, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de los carmelitas que han acudido a vuestra protección, e implorado vuestro auxilio, haya sido desamparado de Vos. Yo, por tanto, aún pecador pero animado con esta confianza, acudo a Vos, oh Madre Virgen de las vírgenes, a Vos vengo, delante de Vos me presento suplicando y gimiendo. No queráis, oh Madre del Divino Verbo, despreciar mis palabras, antes bien, oídlas benignamente y dadles cumplimiento, pues en Vos, Madre Santa, está puesta mi esperanza como carmelita ya que, siendo yo devoto del Carmelo, Vos sois por tanto mi Reina. Amén.

- Oración final.
Concédenos, os rogamos, Señor Dios, que nosotros tus siervos gocemos de continua salud de alma y de cuerpo, y que por la gloriosa intercesión de la bienvaenturada y siempre Virgen María en su advocación del Carmelo, seamos libres de las tristeza de la vida presente, y podamos un día disfrutar las alegrías de la vida eterna. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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26.7.21

Oración de bendición a los niños



Señor mío Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que engendrado antes de todos los siglos, quisiste sin embargo ser niño en el tiempo. Señor que amas la inocencia de los niños, que dijiste en este mundo: "dejad que los niños venga a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos", infunde sobre este/estos niño/s la gracia de tu bendición, y atiende a la fe y devoción de la Iglesia y de sus padres, para que crezcan siempre en virtud y sabiduría ante Dios y ante los hombres, para que gusten de ti, te amen a ti, te teman a ti, guarden tus mandamientos, lleguen a edad madura, y tengan buen fin, oh Salvador del mundo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Oremos:
Oh Dios mío, que con tu inefable providencia te dignas enviar a tus Santos ángeles para nuestra guarda, oye nuestra plegaria y haz que nuestros hijos sean defendidos por la protección de su ángeles y gocen eternamente de su compañía.

Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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