El Padre mismo que nos dio la vida
nos da una Vida que no muere más,
con Jesús nos la da, con su venida,
el Cielo baja y no se irá jamás.
La redención ha sido concedida,
como don que nos une a los demás,
su promesa es Palabra ya cumplida,
y el temor a la muerte queda atrás.
La voluntad del Padre nos destina
a ser hijos amados del Creador.
Preciosa flor, la filiación divina.
El precio de esta flor paga en espinas
y en sufrimiento el Cristo Redentor,
que viene al mundo como medicina.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Amén.