Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

2.9.18

De las virtudes y de los vicios: Ociosidad



La Ociosidad es hija de la Pereza y muy amada de su madre. Es también la Ociosidad un mal universal y siempre de funestas consecuencias. La Ociosidad lleva en su seno el germen de todos los vicios, y las pasiones de desenvuelven, se desarrollan y crecen dentro del corazón del ocioso.

Todo mal tiene cabida en la Ociosidad, la cual aleja del alma que la lleva consigo la Tranquilidad y la Paz. Estas virtudes al parecer quietas, son guerreras, y la lucha del alma, y el Vencimiento, y el Dominio propio las causan y producen. Con la Ociosidad pasa todo lo contrario: su inercia la pierde, y hace infeliz al corazón que la posee.




El ocioso nunca está satisfecho, aun más: es imposible que lo esté, porque quebranta el orden y las leyes naturales y divinas. La tristeza siempre lo carcomerá, y el sentimiento será su comida cotidiana. Su alma se encontrará siempre vacía, porque sólo Yo puedo llenarla, mas Yo nunca desciendo al corazón del ocioso. Aborrezco la Ociosidad tanto como Satanás la ama, por la cosecha de gloria que a él le reporta.

Es la Ociosidad el brazo derecho de la Pereza, y entre estos dos vicios, el mundo de las almas nada a sus anchuras, sin fijarse que su misión es el Trabajo, el Sacrificio, la Lucha y el Dolor.

¡Ay del mundo si no despierta ya del letargo funesto en que yace dormido! Tiempo es ya de que sacuda la Ociosidad en que se ve sumergido y despierte, y corra, y vuele por los caminos del espíritu y de las virtudes. Grita, y que tu voz resuene como el trueno. Di que Yo quiero que el mundo se salve por las sólidas virtudes que tanta falta hacen en los corazones, que quiero que reine la Cruz y se triunfe de Satanás, el cual tiene monopolizado el mundo espiritual con la falsa piedad y el oropel de las virtudes; que las almas se levanten al trabajo y que aplasten con el fuego del Amor activo a la Pereza y a la Ociosidad.

Ni la Pereza ni la Ociosidad pueden ser jamás admitidas en la vida espiritual.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com