Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

12.9.18

De las virtudes y de los vicios: Entereza



La Entereza es hija de la Actividad, compañera de la Energía y de la Firmeza y apoyo de muchas virtudes. La Serenidad constituye su especial fisonomía y se alberga en los corazones intrépidos, en los cuales reina el Dominio propio y el Sacrificio. La Entereza se fortifica y vigoriza en la Oración.

Es la Entereza una virtud guerrera que empuña muchas clases de armas. A la Entereza no la mueve ningún viento de pasiones: la Rectitud es su brújula, y la Voluntad divina su sostén y único apoyo. Jamás se inclina esta hermosa virtud a la Condescendencia culpable; es enemiga de la Debilidad y de la Flaqueza; la Vacilación es su potro, la Cobardía y la Falsedad los enemigos que más aborrece. Ella coge al alma y la conduce de la mano, sin bambolearse, hasta su destino.




La Entereza es de mucha importancia en la vida ordinaria espiritual, mas en las extraordinarias es de todo punto indispensable, Yo doy al alma esta virtud como premio de las luchas del espíritu. La Entereza es, diré, una condecoración con que correspondo a las victorias alcanzadas por las almas. Satanás, enemigo encarnizado de todo lo bueno y santo, no desperdicia ocasión para vencerla, pero como esa virtud descansa en Mí, es incapaz de derrocarla. El enemigo, sin embargo, llega a bambolearla con las tentaciones de Desaliento, Turbaciones y Dudas, mas la Humildad y la Fe la salvan de estos peligros. Cuando la entereza se une a la Soberbia es capaz de horribles estragos y de espantosos males.

La Entereza santa, tal como la he explicado, aplicándola al espíritu es una joya de inmenso precio que no se estima como merece; ella es la inquebrantable palanca en donde se sostienen y crecen muchas virtudes morales. ¡Feliz el alma que la posee! Santa María tuvo estas virtudes guerreras en su Corazón purísimo y las puso en práctica durante toda su vida, y de un modo especial al pie de la Cruz, donde se hicieron tan valerosas y heroicas que llenaron de admiración a los mismos ángeles. Al pie de la Cruz campearon en todo su esplendor la Firmeza, la Energía, la Entereza, el Amor activo, el Dominio propio, la Rectitud, la Sujeción a la Voluntad divina, y la Generosidad, exprimiendo con sus manos de hierro al Corazón más puro y santo, delicado y amante. Estas virtudes fueron los instrumentos que empleó Santa María para su propio martirio, los cuales despedazaron su alma y coronaron su cabeza. Estos deben ser también los instrumentos que toda alma amante debe emplearse para la santificación. Buenos son, y también agradables a Mí y aun necesarios para la vida espiritual los instrumentos materiales para la propia maceración, mas los instrumentos espirituales que doblegan al espíritu viciado y ponen a raya las pasiones de la naturaleza que fácil y constantemente se lanzan al desorden, son de más importancia.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com