- De qué cosas se debe huir, para no caer en el vicio deshonesto. -
Para no caer en este vicio, debemos huir de muchas cosas. Lo primero, de las personas que amenazan evidente peligro; lo segundo, de las demás personas en cuanto se pueda; lo tercero, de las visitas, de los recados, de los presentes y de las amistades, aunque no sean de las que llamamos estrechas; porque así como las cosas anchas más fácilmente se estrechan, que las estrechas se ensanchan: así es más fácil que las amistades corteses y honestas se estrechen y pasen a ilícitas, que las ilícitas se conviertan en lícitas y honestas. Lo cuarto, se ha de huir de hablar de esta pasión, de las músicas y canciones amorosas, y de los libros profanos. Lo quinto (de que suelen guardarse pocos), se ha de huir del deleite universal de todas las criaturas, como de los vestidos preciosos y de los manjares delicados, porque estos deleites, aunque sean lícitos, acostumbran al corazón del hombre a deleitarse, y lo mantienen siempre deseoso de nuevos deleites.
De donde nace que, ofreciéndose el deleite deshonesto, que de su naturaleza es pronto a herir y penetrar hasta la médula de los huesos, dificultosamente el corazón así acostumbrado halla el camino de vencerlo y mortificarlo.
Por el contrario, el corazón ejercitado en la mortificación de los deleites lícitos, cuando se le ofrecen los ilícitos y deshonestos, hasta de solo el nombre huye con facilidad.
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com