Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

14.8.18

El combate espiritual: ser conscientes cada jornada de nuestra debilidad para seguir el camino de las virtudes


- Del examen de la conciencia. -

Este examen suelen hacerlo las almas diligentes tres veces al día: la primera antes de comer, la segunda después de vísperas, y la tercera antes de acostarse. Pero si esto no se pudiere, a lo menos no deberá omitirse el de la tarde; porque si Dios miró dos veces la obra que hizo para el hombre (Genes. I), muy razonable será que el hombre mire a lo menos una vez al día las obras que hace para Dios, de las cuales ha de dar cuenta muy estrecha a su Majestad.

El examen se ha de hacer en esta forma: lo primero has de pedir luz a Dios, para que puedas conocer bien todo lo interior de tus obras. Después considerarás si has estado recogida y encerrada en tu corazón, y lo has guardado de cualquier desorden.




Lo tercero, examinarás cómo has obedecido a Dios aquel día, en todas las ocasiones que te ha dado para servirle: esta tercera consideración incluye en sí el estado y las obligaciones de cada uno.

De su correspondencia a la gracia, y de tus buenas obras, después que hayas dado gracias a Dios, te olvidarás enteramente, quedando deseosa de empezar de nuevo este camino, como si nada hubieses hecho hasta entonces.

Si hallares faltas, defectos o pecados, vuélvete a Dios; y doliéndote de tu ofensa, dile: "Señor, yo he obrado como la gran pecadora que soy, y hubiera sido sin duda mayor mi precipicio, si vuestra diestra soberana no me hubiera ayudado y socorrido, por lo que os doy infinitas gracias; ahora, Señor, obrad Vos como quien sois, bondad y misericordia infinita para los que acuden a Vos, os lo suplico en nombre de vuestro amantísimo Hijo, y perdonadme, y dadme gracia para que no os ofenda más".

Después por penitencia de tus faltas, y para estímulo de la enmienda, mortifica tu voluntad (privándote de alguna cosa lícita); lo mismo digo del cuerpo, porque esto agrada mucho a Dios.

Procura no omitir jamás estas o semejantes penitencias, si no quieres hacer los exámenes de tu conciencia solamente por costumbre y sin provecho ninguno.

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com