La Perturbación es otra arma de Satanás, con la cual se da gusto en las almas que de veras me sirven; pues aunque la emplea en el mundo y en otras mil ocasiones, tiene su campo favorito en las almas que tratan de oración y espirituales.
La Turbación puede, a veces, ser buena y producida por la profunda humildad en un alma pura. La Limpieza y la Delicadeza la llevan muchas veces consigo; pero siempre para mayor bien del alma; mas la Perturbación viene solamente de Satanás, y es producida únicamente por él, pues el Espíritu Santo jamás perturba, y sí, muchas veces, como ya dije, turba al alma ligeramente, o mejor y con más propiedad permite esta Turbación inocente y humilde, digna de merecimientos y recompensas.
Santa María se turbó al oír las palabras del Ángel; pero esta preciosa turbación, nacida de la Humildad y de la Pureza, es decir, del Pudor vergonzoso de aquella alma inmaculada, conmovieron las entrañas del Amor Increado.
Esta turbación es la santa, es la buena, la que nace espontáneamente de una humildad solidísima y a toda prueba, y que jamás puede imitar Satanás.
La Perturbación es tan sólo de Satanás, y llena a las almas de horribles tentaciones de impurezas y de otras mil clases de que tiene gran acopio. Satanás es incansable en sus perturbaciones, se introduce en la Oración a la hora más inesperada, entra suavísimamente en las almas, a veces casi sin darse a conocer, mas cuando ya encuentra en ese campo, estalla con sus viles y nefandas maquinaciones, azorando a las almas y arrollándolas muchas veces entre sus precipitadas corrientes y viles astucias. De día y de noche usa el arma de la Perturbación: en el sueño y en vela, y siempre acecha al alma incauta para hacerla caer entre sus garras.
La Firmeza, esta hermosa virtud guerrera, es la que debe campear ante enemigo tan formidable. La Energía, la Constancia y el Dominio propio deben ponerse en guardia desviando del alma toda saeta venenosa que contra ella aseste la Perturbación.
Griten, desenmascarando a Satanás: "guerra al vicio, guerra a los enemigos del alma, y que reine el Espíritu Santo con todas sus virtudes y Dones".
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com