Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

6.8.18

El combate espiritual: preparación para la confesión


- De la confesión sacramental. -

La confesión sacramental, para que se haga como se debe, requiere varias cosas.

La primera, un buen examen de conciencia, regulándolo por los preceptos de Dios y por las obligaciones del propio estado.

En el examen de tus pecados y faltas, aunque sean muy pequeñas, llóralas amargamente considerando la ingratitud del hombre frente a la bondad y caridad infinitas de Dios, y así, vituperándote, dirás contra ti estas palabras: "¿Así correspondes, ignorante y necio, a los innumerables beneficios que has recibido de Dios? ¿Por ventura no es tu Padre que te poseyó, que te hizo y te creó?" (Deut. XXXII, 6).




Con esta consideración, excitando en ti repetidas veces un ferviente y eficaz deseo de no haberlo ofendido, di: "¡Oh, desearía tanto no haber ofendido a mi Creador, a mi Padre celestial y Redentor, aunque hubiera sido padeciendo muchos males!". Después volviéndote a Dios con vergüenza de tus culpas, y con fe de que te las ha de perdonar, dile de todo corazón: "Padre, pequé contra el cielo y delante de Vos. No soy digno de ser llamado hijo vuestro; y así ponedme en el número de vuestros jornaleros" (Luc. XV, 18, 19).

Y renovando el dolor de la ofensa divina, con propósito de querer antes sufrir y padecer cualquier pena o tribulación, o incluso morir antes que ofender voluntariamente a Dios, descubre claramente al confesor tus pecados con dolor y vergüenza, sin excusarte a ti ni acusar a otros, y diciéndolos tal como los cometiste.

Acabada la confesión, rinde muchas gracias a Dios porque siendo así que tantas y tan repetidas veces lo has ofendido, no te niega el perdón, antes está más pronto a dártelo que tú a recibirlo.

De esta consideración tomarás ocasión para dolerte de nuevo de haber ofendido a un Padre tan benigno, y con una plena voluntad propondrás no volver a ofenderlo con su ayuda y la de la Virgen María, del Ángel custodio, del Santo de tu nombre y de los demás Santos a quienes tuvieres particular devoción.

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com