La Premeditación es compañera de la Previsión Satánica y desciende de la Astucia y de la Malicia.
Tiene la Premeditación la cualidad de agigantar los vicios y la malicia de los pecados. Lleva también tras de sí a una multitud de vicios, y en su tenebrosa quietud miserablemente me ofende.
La Premeditación es un vicio interno que no se exterioriza sino por los actos ya madurados antes de ejecutarse. En ella se ceba el Rencor, la Venganza, el Odio, la Traición, la Perfidia, el Escándalo, la Doblez, la Mentira y otra multitud de vicios, antes de salir afuera. En el obscuro antro de la Premeditación se fraguan los más horrendos crímenes, los más secretos adulterios, y un sinnúmero de pecados con que vilísimamente se me ofende. Aborrezco este vicio que tanto afina al pecado y condena al que lo comete. Los corazones que llevan consigo la Premeditación son corazones taimados, hipócritas v reconcentrados.
Estos corazones huyen de todo trato espiritual y social para volar a sus nidos como las aves de rapiña. Les encanta la obscuridad y aborrecen la luz. Estos espíritus taciturnos son capaces, más que ningunos otros, de grandes crímenes y ocultos pecados que sólo Yo conozco, y Yo solo puedo también castigar corno merecen. Estas almas nunca son francas ni comunicativas: abrigan el egoísmo y son falsas y llenas de doblez. Se debe huir de estas almas que llevan en su seno el vicio de la Premeditación satánica. Prefiero la desfachatez de un corazón desalmado, que estos espíritus reconcentrados en sí mismos y en mil pasiones y vicios secretos.
Los primeros tienen remedio; los segundos casi nunca se curan.
El Remedio de la imprevisión es el Orden. El alma ordenada siempre prevee, con lo cual evita muchos males. Sobre todo los que hacen el papel de Superiores, Jefes o Padres de familia, deben ser previsores, llevando consigo tan hermosa y necesaria virtud.
La Previsión mala infundida en el alma por Satanás, a la cual la imaginación ayuda admirablemente, se cura con la Rectitud, cortando de golpe toda maquinación del demonio, sin protestar ni aun detenerse un solo instante en ella.
El Remedio para la Premeditación, para estas almas solapadas y traidoras, soberbias y ocultas, es la total claridad de conciencia, la Sinceridad, la Sencillez, la Humildad profundísima y la Sujeción y Obediencia ciega y voluntaria, es decir, la total transformación que sólo puede corregirse con el Trabajo, la Oración y la Constancia.
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com