Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

2.8.18

El combate espiritual: el daño del amor propio


- Del quinto socorro de la voluntad humana. -

El odio de nosotros mismos es un socorro muy necesario para nuestra voluntad, porque sin él no podemos tener el socorro del amor divino, autor de todo bien.

El modo de conseguirlo es, lo primero, pedirlo a Dios, y después ir meditando los daños que ha causado y todavía causa el amor propio.

No ha habido daño alguno en el cielo ni en la tierra, que no se haya originado del amor propio.




Este amor propio, y de nosotros mismos, es de tanta malignidad, que si le fuera posible entrar en el cielo, convertiría la celestial Jerusalén en una confusa Babilonia. Considera, pues, ¿qué hará esta peste y mortífero veneno en esta vida presente dentro del pecho humano? Destiérrese del mundo el amor propio, y cesará el infierno.

¿Quién, pues, será tan impío y tan desacordado contra sí mismo, que meditando el ser, las calidades y los efectos del amor propio, no se indigne contra él, y lo aborrezca, y con todas fuerzas procure desarraigarlo de sí?

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com