-De la meditación de la belleza de Dios. -
De la belleza de Dios, basta que sepamos todos que es tal y tan grande, que contemplándose en ella el mismo Dios, ab aeterno ("por la eternidad"), se halla, en su capacidad infinita incomprensiblemente satisfecho y bienaventurado.
¡Oh hombre, conoce la altísima dignidad a que eres llamado por Dios, que es para gozar de esta su incomparable belleza! No seas de corazón tan duro y tan pesado, que despreciando sus infinitas perfecciones, pongas tu afición en la vanidad, en las mentiras y en las sombras. Dios te llama al amor de su poder, sabiduría y bondad: te llama al goce de su belleza, y de los incomparables bienes que tiene preparados en el cielo; ¿y tú te haces sordo? Piensa, piensa seriamente en estas cosas; porque llegará tiempo en que no te aprovechará ya el arrepentimiento.
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com