Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

17.7.18

El combate espiritual: resistir sin desistir


- Del segundo socorro con que ha de ayudarse la voluntad humana. -

Este segundo socorro de la voluntad humana consiste en echar fuera al príncipe de las tinieblas, como autor de todos los desordenados movimientos de nuestras pasiones.

A este enemigo de nuestra salud lo venceremos y echaremos fuera, todas las veces que venzamos nuestra concupiscencias y deseos desordenados.

Y así, si quieres que el demonio huya de ti, resiste tú a tus pasiones; que esta resistencia es la que, como Santiago dice (Epist. cath. IV), lo ahuyenta. Y debes advertir, que este enemigo a veces nos asalta de tal suerte, encendiendo la concupiscencia de la carne y todas las pasiones, que parece se halla ya el hombre forzado a rendirse; pero no te aflijas ni te acobardes, resístele con valor, y ten por cierto que Dios estará contigo para que no se te haga alguna injuria o engaño. Resístele, te digo, que si resistes y perseveras, te aseguro que vencerás.




He dicho si perseveras, porque no basta resistir una, dos y tres veces, sino todas las que intentare rendirte, porque es costumbre de este astuto enemigo intentar mañana lo que hoy no ha podido conseguir, y la semana siguiente lo que en la presente no ha podido lograr; y de este modo va continuando con tesón sus asaltos, variándolos de tiempo en tiempo, ya con furia, ya con destreza, hasta salir con su intento.

Por lo cual conviene estar constantemente con las armas en la mano, sin fiarse ni descuidarse, por muchas que hayan sido las victorias conseguidas; porque la vida del hombre es una continua guerra, y no se puede obtener la victoria hasta llegar al fin de la carrera.

Y si tú en esto sientes pena, sabe que mayor es la que el demonio siente cuando con valor lo resistes, y así para tu consuelo y su afrenta le puedes decir: "Vete a penar, espíritu infernal; mas porque tú penas por tu impiedad, y yo peno por no ofender a mi Señor y mi Dios, tus penas serán eternas; y las mías, por la gracia de Dios, se mudarán en eternos gozos".

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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