- De la meditación de la bondad de Dios. -
Como todas las demás infinitas perfecciones suyas, la bondad de Dios es incomprensible en sí misma; pero si miramos lo que por fuera se dilata y extiende, es tal y tan grande, que no hay cosa en el mundo en que no resplandezca.
La creación es efecto de la bondad de Dios; la conservación y gobierno de las criaturas es también efecto de la bondad de Dios (1) ; la redención nos muestra que es inefable e infinita la bondad de Dios pues nos dio su propio Hijo para nuestro rescate, y nos lo da también por sustento cotidiano en el admirable Sacramento del altar.
1: (En efecto: todos nos movemos y existimos en Dios, -nota del corrector-).
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com