Desprecio de los bienes mundanos

21.6.18

De las virtudes y de los vicios: Vicios opuestos a las virtudes de la sencillez. Mentira


HABLA JESÚS: La Mentira es hija de Satanás, pues él es el padre de la mentira en todas sus acepciones. La mentira es el polo opuesto de la Verdad. La Verdad es la luz, la Mentira es la obscuridad, el hielo, la muerte de la gracia, diré; porque existen espíritus que están totalmente envueltos en la Doblez, Falsedad, Mentira, y a éstos me refiero. No quiero decir que una mentira mate al alma privándola de la gracia, pues se necesitaría que concurrieran otras circunstancias: digo que el espíritu de mentira priva al alma de la gracia santificante, y en este sentido hablaba de la muerte, si podemos decir así, de la gracia. Odio a la mentira, por descender directamente de Satanás y ser la enemiga de la Verdad tan pura, limpia y sin mancha.

Yo soy amigo de la Claridad y de la Pureza; y la Mentira se envuelve siempre en las tinieblas de una obscuridad que pugna totalmente con mi Ser, que es todo luz y limpieza sin mancha alguna.




Esta Mentira es mil veces el instrumento vil del Egoísmo, de la Ruindad, de la Avaricia, Soberbia, Envidia y de otros miserables y nefandos vicios y defectos. Su misión, en el campo de Satanás, es extensísima y no hay alma, ni ha habido, excepto la de María y de otros muy pocos santos, que no se hayan manchado en más o menos grado con este vicio dañoso, que raya siempre en pecado venial y empaña el corazón.

Tanto cuanto amo la Verdad, aborrezco la Mentira en todas sus formas, disfraces y colores. Epidemia universal es la Mentira, que aleja al Espíritu Santo de las almas que la llevan consigo a cada paso; yo no me acerco jamás a lo manchado y huyo de lo impuro que lastima a mis ojos divinos; y la Mentira, empolva al alma y la mancha, oscureciendo mi divina imagen en ella.

Es un enemigo capital del alma la Mentira que esconde su deformidad, pasando por pequeño y por menos horrible de lo que es. Las almas no temen a la Mentira; la ven sin terror, ¡qué digo!, sin la menor repugnancia, siendo ella una serpiente envenenada (que esto es el pecado venial) que daña al alma, y con secreta malicia la va inclinando por medio de la Frialdad y de la Tibieza al pecado mortal. Enemigo capital es la Mentira, en la vida espiritual, y tan grande, que un espíritu que la lleva consigo jamás entrará por la verdadera y única puerta que a ella conduce. Para cruzar ese camino se necesita que reine en el alma el espíritu de Verdad, de Pureza y de Claridad, son indispensables estas condiciones en el alma que quiere de veras acercarse a Mí..., y hasta Mí no pueden llegar los espíritus que no sean puros, rectos y humildes. La Mentira es refractaria de la Humildad y aún de toda virtud. Un espíritu de mentira, lleva en su seno a la Falsedad y a la Soberbia. Un espíritu de Mentira, es hipócrita y traidor; es solapado y rastrero; es vil y cobarde. Estos espíritus son la peste y el veneno de las Religiones.

Huye de la Mentira y conserva en tu alma la Pureza y la Claridad.

La Mentira se cura con la Humildad.

Las más veces la Mentira sirve para encubrir a la Soberbia, a la Envidia y a todos los vicios, temiendo el alma hipócrita desbordarse a los ojos de los demás. Una alma humilde no miente.

También se cura el hábito de la mentira con la Meditación, pues el trato frecuente con la Verdad eterna la aleja para siempre del corazón. El espíritu de Mentira, que está amasado en ella, no tiene casi remedio y rarísimas veces se cura: necesita una total transformación.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario