Semana en el Oratorio

Mes de febrero, mes del Amor

28.5.18

El combate espiritual: Importantes consejos para reforzar la virtud


- Que siendo necesario continuar siempre en el ejercicio de las virtudes, no hemos de huir de las ocasiones que se nos ofrecieren para conseguirlas. -

Hemos mostrado con claridad que en el camino de la perfección es necesario andar siempre sin parar, para observar bien esta regla: "Conviene que estés siempre advertida y vigilante, para no perder ocasión alguna que se te ofrezca de ejercitar las virtudes". Guárdate, hija mía, de huir de las cosas que son contrarias a las inclinaciones de la naturaleza corrompida, pues por ellas, solamente, se llega a las más heroicas virtudes.

Por no salir del ejemplo que hemos propuesto, si deseas adquirir el hábito de la paciencia, conviene que no huyas o te retires de las personas, acciones y pensamientos que suelen moverte a la impaciencia; conviene que te acostumbres a tratar y conversar con todo género de personas, aunque sean molestas y pesadas; conviene que estés siempre dispuesta y preparada a sufrir todo lo que pudiere causarte mayor pena o disgusto; de otra manera no llegarás jamás a adquirir la virtud de la paciencia.




De la misma suerte, si alguna ocupación te fuere pesada e incómoda, o por sí misma, o por la persona que te la ha encargado, o porque te divierte de otra ocupación que sería más de tu gusto, no dejes por eso de abrazarla con alegría, y de continuarla con perseverancia, aunque sientas alguna inquietud o turbación en tu espíritu, de que pudieras librarte dejándola enteramente; porque de otra manera nunca aprenderías a padecer, ni tu quietud sería verdadera, por no proceder de ánimo purificado de las pasiones y adornado con las virtudes.

Lo mismo te digo de los pensamientos molestos, que a veces turban y afligen el espíritu; porque no debes arrojarlos enteramente de ti, pues con la pena que te causan, te acostumbran a la tolerancia de las cosas contrarias. Y ten por cierto, hija mía, que quien te enseñare lo contrario, te enseñará más a huir de la pena que sientes, que a conseguir la virtud que deseas.

Bien es verdad que al soldado nuevo y poco experimentado le conviene gobernarse con mucha prudencia y destreza en estas ocasiones, peleando con el enemigo, a veces de lejos, y a veces de cerca según fuere mayores o menores las fuerzas de su virtud y de su espíritu; pero nunca debe volver enteramente las espaldas, y abandonar el campo de manera que huya de todo lo que puede causarle inquietud y disgusto. Y si nosotros lo hiciéremos así, aunque por entonces nos preservemos del peligro de caer, no obstante quedaremos después más expuestos a los golpes de la impaciencia, por no habernos armado y fortificado con el ejercicio y uso de la virtud contraria.

Estas advertencias no tienen lugar en el vicio de la carne, de que hemos tratado ya particularmente en otra parte.

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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