Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

20.8.19

Himno penitente


Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


¡Ay Jesús mío!,
mis culpas fueron
las que te hirieron;
yo fui, yo fui,
¡delirio insano!,
¡infausta suerte!
Yo dura muerte,
mi bien, te dí.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Tu amante pecho,
no fue el soldado
fue mi pecado
quien lo rasgó.
Mi horrenda culpa,
¡Ay infeliz,
qué es lo que hice!,
lo atravesó.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Pero la Sangre
de ese costado
que yo he rasgado
me ha de lavar;
porque con ella
a tu homicida
salud y vida
le quieres dar.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Pues de tu pecho
está, bien mío,
manando un río
de inmenso amor;
yo vengo inmundo
lleno de lodo
límpiame todo,
todo, Señor.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


Y en esa herida
que es franca puerta
para mí abierta
admíteme.
Ya no otro albergue
busco ni quiero,
Manso Cordero,
recógeme.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.


En mí, ¡qué dicha!,
la suave llama
que en ti se inflama
tú encenderás.
Y para siempre,
grato y risueño,
¡oh, dulce dueño!,
mío serás.

Con flecha ardiente,
Dueño y Señor,
abre en mi pecho
llaga de amor.

18.8.19

Himno al Sagrado Corazón de Jesús


Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Venid, cristianos,
y acá en el suelo,
como en el cielo
se ve adorar;
también nosotros
adoraremos
y ensalzaremos
al Dios de paz.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Jesús amable,
Jesús piadoso,
dueño amoroso;
Dios de piedad:
vengo a tus plantas
si tú me dejas,
humildes quejas,
a presentar.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Divino pecho
donde se inflama
la dulce llama
de caridad,
¿por qué la tienes
ahí encerrada,
y no abrasada
la tierra está?

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Arroja en ella
tu hermoso fuego,
y toda luego
se inflamará.
¿No ves que el mundo
vive aterido,
y endurecido
en la impiedad?

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Corazón dulce,
manso y clemente,
principio y fuente
de santidad;
te vean mis ojos
desenojado,
dueño adorado,
Dios de bondad.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Con lazo amigo
con lazo estrecho,
tu amante pecho
vengo a buscar.
Por ti suspiro,
ábreme el seno
que en él ¡cuán bueno
es habitar!

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.


Tú solo puedes,
Omnipotente,
mi sed ardiente
refrigerar.
Aquí, bien mío,
aquí el postrero
suspiro quiero
por ti exhalar.

Corazón santo,
Tú reinarás,
Tú nuestro encanto,
siempre serás.

15.8.19

Corona al Sacratísimo Corazón de Jesús


+ En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Ángel de Dios, que eres mi guarda, ya que la piedad divina me ha puesto bajo tu protección, ilumíname, guárdame, dirígeme y gobiérname.

(Tomando con los dedos pulgar e índice de la mano derecha la cruz del rosario, se dice):

Padre Eterno, os ofrezco la sangre preciosísima de Jesucristo, en expiación de mis pecados, y por la felicidad de la santa Iglesia.

(Y recorriendo las tres primeras cuentas del rosario próximas a la cruz, se dice en la primera):

Dios mío, creo en Vos, porque sois la suma verdad.

(En la segunda cuenta):

Espero en Vos, porque sois fiel.

(Y en la tercera):

Os amor, porque sois infinitamente bueno.

(Ahora se da paso a la Corona propiamente dicha, la cual se compone de cinco decenas, que se rezan):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y después se dice diez veces, recorriendo las cuentas del rosario):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Rezadas estas preciosas jaculatorias diez veces, se comienza la otra decena):

Jesús, manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al vuestro.

(Y de nuevo otras diez veces):

Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor.

(A lo cual se responde de nuevo):

Dulce Corazón de María, sed mi salvación.

(Terminadas las cinco decenas, se rezan, recorriendo las tres cuentas próximas a la cruz en el rosario, estas otras jaculatorias):

- Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.
- Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
- Jesús, José y María, espire en paz en vuestros brazos el alma mía.

Amén.

(A los que recen diariamente esta hermosísima Corona, se conceden cuatro indulgencias plenarias al mes, que ganarán confesando y comulgando en los días que elijan, y rogando, al visitar una Iglesia, por las intenciones del Papa).

13.8.19

Oración reparadora


¡Oh Jesús, amable y bondadoso! ¡Oh divino Salvador de nuestras almas! Dignaos echar una mirada de misericordia sobre vuestros fieles que venimos a llorar a Vuestras plantas sus infidelidades y las de los pobres pecadores, sus hermanos.

Os ruego consiga conmover a Vuestro divino Corazón, y obtener de él misericordia, para nosotros, para el mundo desgraciado y culpable, y para todos aquellos que no tienen la dicha de amaros.

- Por el olvido e ingratitud de los hombres, os pido perdón, Señor.

- Por la temeridad del mundo, os pido perdón, Señor.

- Por el abandono a vuestro Santísimo Sacramento, os pido perdón, Señor.

- Por los crímenes de los pecadores, os pido perdón, Señor.

- Por el odio de los impíos, os pido perdón, Señor.

- Por las blasfemias que se profieren contra Vos, os pido perdón, Señor.

- Por los días santos que se profanan, os pido perdón, Señor.

- Por las injurias hechas a Vuestra Divinidad, os pido perdón, Señor.

- Por los sacrificios con que se profana Vuestro Sacramento de amor, os pido perdón, Señor.

- Por las inmodestias e irreverencias cometidas en Vuestra adorable presencia, os pido perdón, Señor.

- Por las traiciones de que sois la adorable víctima, os pido perdón, Señor.

- Por la frialdad de la mayor parte de vuestros hijos, os pido perdón, Señor.

- Por el desdén con que oímos vuestras llamadas de amor, os pido perdón, Señor.

- Por las infidelidades de los que se llaman amigos vuestros, os pido perdón, Señor.

- Por el abuso que se hace de vuestras gracias, os pido perdón, Señor.

- Por nuestras propias infidelidades y deshonestidades, os pido perdón, Señor.

- Por la incomprensible dureza de nuestros corazones, os pido perdón, Señor.

- Por nuestra tibieza en amaros, os pido perdón, Señor.

- Por nuestra cobardía en vuestro santo servicio, os pido perdón, Señor.

- Por la amarga tristeza de que os llena la pérdida de tantas almas, os pido perdón, Señor.

- Por los largos ratos que os hacemos estar a la puerta de nuestros corazones, os pido perdón, Señor.

- Por los amargos desdenes que se os prodigan, os pido perdón, Señor.

· Vuestros suspiros de amor,
me conmuevan.

· Vuestras lágrimas de amor,
me alivien.

· Vuestro martirio de amor,
me salve,

· Vuestra sed devoradora,
me llene,

y ablande mi corazón para no separarme jamás de Vos.


Oración
Jesús divino, Salvador amante, que habéis dejado salir de vuestros labios esta dolorosa queja de Vuestro Corazón lastimado: "Busqué quien me consolase y no lo hallé"; dignaos recibir el pequeño tributo de nuestros consuelos, y asistidnos siempre eficazmente con el socorro de Vuestra gracia, a fin de que, en lo porvenir, huyendo más y más de todo cuanto os pueda desagradar, nos mostremos siempre y en todas partes como vuestros fieles y fervorosos discípulos.

Os lo pido por Vuestro Corazón a Vos, que siendo Dios con el Padre y el Espíritu Santo, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.

Amén.

11.8.19

Oración a María Santísima al pie de la Cruz


¡Oh María, la más tierna y la más desolada de todas las madres! Por el dolor inmenso que sentisteis al pie de la Cruz cuando visteis al atrevido soldado acercarse al adorable cuerpo de Vuestro divino Hijo y traspasarlo de parte a parte, os suplico que os dignéis alcanzar para los pobres pecadores, cuya abogada y Madre sois, la aplicación eficaz de la sangre y agua que salieron entonces del Sagrado Corazón de Jesús, Vuestro Hijo soberano.

Vos, Señora, que habéis sido para el mundo perdido la nueva Eva, la aurora de la salvación, dignaos anunciarnos y merecernos aún días de misericordia y de perdón, inspirando a los hombres una tierna y general devoción al Corazón de Vuestro divino Hijo, propagando Vos misma el culto de reparación a su Corazón y al Santísimo Sacramento del altar.

¡Oh, Virgen bendita, Virgen medianera y reparadora! Toda mi esperanza en vos está. Dignaos descubrirnos el interior del Corazón de Jesús; hacedme, a ejemplo suyo, perfectamente humilde y dadnos, os ruego, vuestra santa bendición.

Amén.

Corazón de María, fuente amor,
vigilad Tú, Señora, mi viaje hacia Dios.