¡Oh amantísimo Jesús, inmolado por nosotros! ¡Oh amado Salvador nuestro!, permitid que me arrodille a vuestro lado, en el huerto de los Olivos, y que pase íntimamente unido a vuestro corazón agonizante, la Hora Santa que habéis pedido a vuestra fidelísima amante y víctima, Santa Margarita María.
Concededme, oh adorable Salvador, una íntima participación de vuestros incomprensibles dolores, y de los sentimientos de compasión que llenaron el alma de vuestra Santísima Madre en aquella noche de mortales angustias. Os ofrezco, para suplir mi insuficiencia, los afectos de esta Madre amantísima, los de los Santos, y los de todas las almas que más os han consolado en este Misterio de dolor y de amor; y también los de todos vuestros fieles que, en esta misma hora, se asocian al amarguísimo desamparo de vuestra santísima Alma en el huerto de Getsemaní.
Oh Jesús, misericordia y dulzura mía, oh suavísimo y afligidísimo Maestro, toleradme en vuestra presencia, escuchadme, bendecidme y sumergidme en el océano de amargura que va a invadir y llenar de vuestro dulcísimo Corazón.
Amén.