El Trabajo es hijo de la Mortificación y necesario para la vida y felicidad del hombre sobre la tierra. Es una necesidad, repito, a la vez que una virtud de infinitos méritos.
En la vida espiritual es indispensable, pues el alma casi no da un solo paso sin Trabajo y sin Vencimiento, pues el Vencimiento es hermano del Trabajo.
El alma que no trabaja no medra en la vida espiritual; el alma floja y perezosa jamás se adelantará nada en su favor, pues toda gracia implica trabajo, mucho y constante.