Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

23.2.19

Acto de Adoración reparadora


¡Jesús, Dios mío amadísimo, mi Todo! ¡Rey solitario y abandonado de los corazones, me abismo a Vuestros pies en el silencio, la adoración y el amor!

Soy nada delante de Vos, pero esta nada os ama, y quisiera, ¡oh, Jesús mío!, que Os amaran todos los corazones.

Desde ese trono de misericordia donde resplandece vuestra ternura, dignaos derramar Vuestras fecundas bendiciones sobre la Iglesia, sobre nuestra Patria, sobre la sociedad entera. Que Vuestro cetro de amor se extienda sobre las almas que por derecho Os pertenecen; sobre las naciones que son Vuestra heredad y que el infierno se esfuerza en arrebataros. Encadenan a los pies de Vuestro torno a todos los corazones. ¡Ah!, serviros, ¡oh Jesús!, es reinar.




Encomiendo a Vuestra paternal Providencia mis intereses temporales y los de la eternidad; todo lo que me pertenece, todos los seres que me son queridos, Gobernad en todo y por todo, ¡oh mi Salvador! ¡Oh mi Bien, muy amado, mi Rey!

Que mi santo Ángel que me ha traído a Vuestros pies, guarde mi corazón en este puesto de amor. Que mi humilde oración se eleve hasta Vos como el incienso, y sea una alabanza perpetua, una adoración incesante, una reparación continua. Que todos los latidos de mi pobre corazón Os digan y repitan sin cesar:

Os amo Jesús mío, y quisiera siempre amaros. Ojalá que por Vos mi corazón se consumiera.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com