La Indecisión es hermana de la Vacilación e hija también de la Duda y de la Soberbia, poseyendo además otras cualidades ruines y cobardes. La Indecisión es otra plaga en el mundo espiritual, que me roba mucha gloria, haciendo perder inútilmente el tiempo, entreteniendo a las almas. Un alma indecisa nunca hará nada que valga, o a lo menos su recompensa será muy mermada. De esta clase de almas está lleno el Purgatorio.
La Tibieza y la Sensualidad mucha parte tienen en la Indecisión. No son estas almas las que me dan gloria, las que se arrojan al martirio del amor activo, a costa de innumerables sacrificios; estas almas indecisas son generalmente débiles, cobardes y amigas de la comodidad.
Las almas de sacrificio son valientes y esforzadas, y luchan a brazo partido y con tesón contra los vicios y las pasiones, contra los defectos y faltas ordinarias, aplastándose y venciéndose.
Estas almas en sus resoluciones son firmes; mas las almas indecisas cogidas por Satanás con este lazo que parece tan fino, y que es de hierro, pasan la vida lamentándose y entristeciéndose de su defecto, sin tener el valor suficiente para cortarlo. ¡Desgraciadas! Grandes cosechas saca Satanás con este defecto de la Indecisión.
Sus remedios son: la Obediencia ciega, con Humildad profunda; el Dominio propio, con la Firmeza.
Estas almas deben totalmente entregarse en los brazos de un Director prudente y dejarse hacer, no sólo y muy principalmente en lo que toca al espíritu, sino aun en la misma vida ordinaria y material. La curación de estas almas indecisas es de mucha importancia, porque si no se curan, jamás podrán entrar de lleno en la vida espiritual y Satanás continuará cortándoles el vuelo e impidiéndoles venir a Mí.
El mundo está lleno de estos defectos, que a veces ascienden a vicios e inficionan el campo espiritual.
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com