Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

16.9.18

De las virtudes y de los vicios: Actividad



La Actividad nace del Amor divino, es un reflejo del mismo Dios, porque la caridad es el amor que constantemente se da en cualquiera dirección a que se incline el bien, y la Caridad no es otra cosa sino el Amor activo. La Actividad encierra en sí al Dominio propio, a la Firmeza, a la Energía, al Sacrificio, a la Lucha, a la Generosidad y a otras muchas virtudes.

El Sacrificio y la Generosidad son sobre todas las virtudes sus inseparables compañeras. La Actividad crece y se desarrolla tanto cuanto el alma trabaja y merece. La Actividad es un fuego que enciende en el alma el Amor unitivo. La Actividad ni de día ni de noche descansa en el alma feliz que la posee. Ella abarca extensiones inmensas, se abraza de la Cruz sea cual fuere y para ella no hay obstáculo que no venza y traspase inmediatamente con el Sacrificio amoroso.




La Actividad arde y se consume por el Amado, su sed crece con las dificultades y con los sufrimientos. La Actividad quiere Martirio, Sangre y Padecimientos. Para ella no es el mundo, ni las vanidades, ni la comodidad; huye de todo esto con la misma prontitud con que se abraza de las humillaciones, trabajos y dificultades. La Actividad ama, y en esto se resume todo, porque para el amor nada hay difícil, ni duro, ni amargo, ni insuperable. El alma activa muere en la actividad, la cual es admirable con el trabajo interno que tiene con la gracia que se derrama a torrentes en el alma activa. Los antagonistas de esta virtud valerosa son: la Ociosidad, el Descanso y el Placer. El enardecimiento divino en que se abraza el alma la impulsa a la más alta perfección, y por lo mismo a las más grandes luchas contra la naturaleza.

¡Oh emprendedora virtud que hace rica al alma que la posee! La vida espiritual no es otra cosa sino la vida del sacrificio activo y constante. Esta actividad divina es un empuje del cielo en un alma pura y dispuesta. Yo comunico esta Actividad solamente a los corazones que se dejan hacer. La Actividad es una virtud que acompañó a los Mártires de una manera particular; en su verdadero punto, es una señal de predestinación. La santa Actividad, aunque lleva este nombre emprendedor, no es imprudente, no es precipitada; en una mano lleva la Razón y en la otra la Rectitud.

La ilumina la Fe, la Esperanza es su alimento y vida, y goza de la Paz del Espíritu Santo, y también de la santa Libertad que la bendita Paz siempre lleva consigo. La santa Actividad no atropella al espíritu, ni a la voluntad, porque en su seno lleva al Santo Reposo y al Orden mismo, que es Dios. En el centro de la Actividad residen la Correspondencia y la Fidelidad, su único fin es la gloria de Dios. El alma que posee esta virtud de la Actividad jamás se detiene en sí, sino que vuela al Amado, no anhelando sino lo que puede honrarlo y glorificarlo. El Amor activo constantemente traspasa a la criatura, siendo el único blanco de todas sus aspiraciones el Creador.

Los enemigos con los cuales de una manera más particular lucha son: la Fragilidad, la Condescendencia, la Flaqueza y la Inestabilidad.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com