Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

10.9.18

De las virtudes y de los vicios: Fortaleza


Novena familia de virtudes: virtudes guerreras.

"Mía es la prudencia, mía es la FORTALEZA", dice el Señor. Pr. 8, 14.
En el Señor reside la Sabiduría y la Fortaleza. Jb. 12, 13.
Jamás traté con los que obran con ligereza. Tb. 5, 17.
Habiendo pues, sido esta mi voluntad, ¿acaso he dejado de ejecutarla por ligereza? 2 Co. 1, 17.


La Fortaleza depende de Dios, pero se puede alcanzar algún tanto con el Sacrificio y el mismo Sufrimiento. La madre de la Fortaleza es la Confianza amorosa y desinteresada. Esta virtud de la Fortaleza es una palanca en la cual solamente puede sostenerse la vida espiritual; es una virtud indispensable para el hombre, es un Don del Espíritu Santo y corona de las virtudes.

Existen cuatro coronas además de la corona de la Perseverancia, que es la mayor; esto es, existen cuatro virtudes principales que son los ejes sobre los cuales deben girar todas las virtudes, para que sean verdaderas. Estas coronas o virtudes son: la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza. Estas cuatro virtudes son hijas del orden, es decir, son hijas mías, porque Yo soy el Orden mismo, y en Mí no puede haber el menor desorden, ni la más mínima disonancia. El Orden soy Yo, y dentro de este Orden eterno existe y existirá todo lo bello, todo lo santo, todo lo bueno, todo lo amable, lo rico, lo precioso, lo puro, lo perfecto, todo bien en el cielo y en la tierra, y en un grado altísimo e infinito que nadie puede llegar a comprender.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com