- ¿Todavía hay nuevas razones tomadas del mismo sábado, para consagrarlo a la Virgen María?
Todavía, y son tomadas de ser, entre los días de la semana, el séptimo, esto es, razones tomadas del número 7. Empecemos por la aritmética. Según Pitágoras, célebre filósofo antiguo, la unidad y el binario engendraron los números que hoy llamamos dígitos, porque se cuentan con los dedos de las dos manos, y llegan hasta el 10. El binario y la unidad engendran el ternario, y luego de los tres, unidad, binario y ternario se engendran los demás. El ternario con la unidad forman el 4; el binario con el ternario, engendran el 5; y juntos los tres, es decir la unidad, el binario y el ternario, engendran el seis; el binario cuadruplicado engendra el 8, como triplicado el ternario engendra el 9 y doblado el quinario engendra el 10.
- ¡Pero en esas formaciones falta el 7!
Falta en efecto, y ni por los tres primeros elementos engendradores es formado, ni dividiéndose por igual puede engendrar otro número, pues no admite divisor. Y por esto, Filón le llama el número virginal, que ni engendra, ni es engendrado. Y por esto, dicen también que el 6 significa la sucesión, generación y revolución de las cosas, y el 7 la terminación, la quietud, la plenitud y perfección. Y así lo hace notar nada menos que San Agustín (Vid. Alp. in V. Deuter.). (1)
- ¡Nunca me había fijado en esas particularidades del número 7!
Muchos misterios encierran los números. En cuanto al 7, es muy notable en la Sagrada Escritura; no sólo había el séptimo día de descanso, sino también el séptimo año era sabático, y el 49º, que es el último de siete semanas de años, o sea el 7 multiplicado por 7. En esos años no se sembraba ni se araba la tierra, sino que se dejaba descansar. Se perdonaban las deudas, los predios vendidos volvían a sus dueños primitivos, y los siervos recuperaban su libertad. Ahora bien: siendo el número 7, virginal, ¿no sería muy conveniente consagrar el día 7 de la semana a la Virgen de las vírgenes? Siendo el número de remisión de las deudas y de libertad, ¿no es digno de consagrársele el día séptimo a Aquella por quien nos vino la remisión de las nuestras, y la libertad del pecado, y el ser rescatados de la servidumbre del demonio?
- Ciertamente, ¿y aún hay más misterios en el número 7?
Voy a responderos. Es célebre la aplicación que hacen los padres y Doctores a María Santísima de aquel pasaje de los Proverbios: "La Sabiduría edificó para sí una casa, y cortó o estableció siete columnas" (Prov. XV). Desde San Ignacio mártir, próximo a los Apóstoles, San Jerónimo, San Ildefonso, San Pedro Damiano, San Buenaventura, lo han entendido de la Madre de Dios, y pues sería larguísimo oír sus bellas palabras, citaremos solo unas breves de San Epifanio que dice: "En lugar de 'El verbo se hizo carne', Salomón escribió: 'La Sabiduría edificó para sí una casa'". Y otras hermosísimas de San Bernardo: "Esta Sabiduría que era de Dios, y era también Dios, viniendo a nosotros desde el seno del Padre, edificó para sí una casa, esto es, a su misma Madre la Virgen María, en la cual cortó siete columnas. Mas, ¿qué cosa es cortar siete columnas sino prepararse en ella una digna morada por la fe y por las obras? Porque el número ternario pertenece a la fe, por la Santísima Trinidad, y el cuaternario toca a las costumbres por las cuatro principales virtudes". Luego muestra cómo estuvo toda la Trinidad con la Virgen María, y cómo la Virgen practicó y tuvo las cuatro virtudes cardinales, siendo "fuerte en el propósito, templada en el silencio, prudente en la pregunta, justa en la confesión", refiriéndose en esto el santo a lo que pasó en la Anunciación. San Pedro Damiano y otros santos entienden por las siete columnas los siete dones del Espíritu Santo; San Antonio de Padua lo explica de las siete virtudes o cualidades que atribuye el Apóstol Santiago a la Sabiduría diciendo que es "púdica, pacífica, modesta, persuasiva, conviniendo con los buenos, llena de misericordia y de buenos frutos, y juzgando sin simulación" (Jac. III). Otros entienden por las siete columnas la gracia septiforme; otros, las virtudes teologales con las cardinales; otros, la virginidad, castidad, abstinencia, la humildad, la fe, esperanza y caridad.
- ¿Y qué podemos dar por más acertado de todo ello?
Todo ello junto, diciendo que las siete columnas significan la plenitud de dones y de gracias, de carismas y de virtudes con que Dios adornó el alma y cuerpo de la Sacratísima Reina. Y tanto más debemos entenderlo así, cuanto que el número siete, como queda dicho, significa en la Santa Escritura plenitud y perfección. Pero si el número septenario indica todas las perfecciones reunidas en Nuestra Señora, luego hay conveniencia al consagrarle el septenario de cada semana, es decir, el día sábado.
- ¿Y no hay otras figuras bíblicas del número septenario que representen a la Virgen María?
Sí las hay. San Andrés Cretense dice que el candelabro de oro que vio Zacarías con siete lámparas y siete brazos, significa a la Reina del Cielo adornada con los siete dones del Espíritu Santo, y lo mismo escriben San Germán y San Epifanio;y del libro cerrado y sellado con siete sellos que vio San Juan en el Apocalipsis (Apoc. V), dice Ricardo que es libro lleno de obscuridades misteriosas, que nadie de los vivos ni de los muertos, ni de los ángeles ni de los hombres pudo abrir, porque nadie pudo penetrar sus arcanos sino solo el Cordero, este Libro significa a la Virgen María. Y Ernesto dice que los siete sellos de este libro son siete maravillas que nadie puede perfectamente comprender en la Madre, sino el Hijo, y son su dignidad en la eterna predestinación, su pureza en su santificación, la santidad de su conversación, su sabiduría en nuestra reconciliación, su felicidad en la Encarnación, su excelsitud en la Asunción, y su piedad en nuestra protección e intercesión. Y vez aquí dos nuevos motivos de consagrarle el séptimo día.
(1) Nota: San Jerónimo hace notar que el día séptimo es un día de salud, porque según Galeno, en los días 7, 14 y 21 suelen verse terminadas las fiebres agudas (Ap. Alpa. ibid.). ¿No sería una razón fisiológica de dedicarle el día 7, a la que llama la Iglesia "salud de los enfermos"? Todavía más. En la música vemos que la escala o gama consta de siete sonidos, el primero de los cuales es la "tónica", y el séptimo se llama la "sensible". A ella van a parar las otras notas, y de ella se pasa luego a la octava, que es la misma tónica reproducida. Todas las armonías que se forman con la sensible son como incompletas, y el oído exige imperiosamente que se completen con la armonía perfecta, compuesto de la "tónica", la "mediante" y la "dominante". Pues bien: como todos los tonos sucesivos de la escala paran en la octava por medio de la sensible, todos los días de la semana paran en el Domingo por medio del sábado, y todas las criaturas, en Dios por medio de Santa María. La tónica da idea del Padre en la Trinidad; la octava engendrada por la misma, del Hijo engendrado por el Padre; la sensible, desembocando en la tónica octava, es Santa María llevándonos al Verbo; la armonía imperfecta de la sensible y otros tonos anteriores, que precisamente se termina en la armonía perfecta de tres notas que forman un solo sonido en el oído, da idea del concierto de las criaturas, terminado en Santa María, y completándose en Dios, Unidad y Trinidad. Podríamos llamar a esto una razón acústica o musical, del sábado figurando a Santa María, la Timpanista de los coros eternos, como la llama San Bernardo. Sea cual fuere el valor de estas observaciones, no podemos autorizarlas con opinión ajena, pues nos son exclusivas. Añadamos otra figura, óptica. Sabido es que la luz blanca, al pasar por ciertos medios, se refracta, dando lugar al haz de luz de los colores del iris. Estos colores son siete, y a la simple vista, campea entre ellos el azul. He aquí otra figura de la multiplicidad en la unidad del universo, y de la Inmaculada, resaltando entre el septenario de las criaturas, o más bien siendo todas ellas un senario, cuyo septenario es ella sola. Sabido es que los padres la han comparado al arcoiris, pero bajo el aspecto bíblico, no como fenómeno natural. Resumiendo, pues, lo del número siete: lo que es este número entre los dígitos, lo que es el septenario en las enfermedades, lo que es la séptima sensible en la música, lo que es el color azul entre los siete del iris, lo que es el día sábado en la semana, eso es Santa María entre las criaturas: orden, pureza, armonía, salud, belleza, plenitud.
Gabino Chávez, Pbro. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com