Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

11.8.18

El combate espiritual: suplicar el perdón


- Del modo de procurar la conversión y el llanto por la ofensa a Dios. -

El mejor modo de procurar el llanto por la ofensa a Dios, es la meditación de su grandeza y bondad, y de la caridad que ha mostrado al hombre.

Porque quien considera que pecando ha ofendido al sumo Bien y a la inefable Bondad (que no sabe sino hacer beneficios, ni jamás ha hecho ni hace otra cosa que derramar sus gracias, y comunicar su luz a amigos y enemigos), y considera que lo ha ofendido por un leve gusto y por un falso deleite, no puede dejar de llorar amargamente.




Te pondrás delante de un Crucifijo, y te imaginarás que te dice: "Aspice in me (Psalm. CXVIII); mira y considera atentamente mis llagas; tus pecados me han maltratado, y puesto en el doloroso estado en que me ves. Considera que Yo soy tu Dios, tu Creador y tu Padre, y así: vuélvete a mi con llanto amargo y encendida voluntad de que Yo no hubiese sido ofendido, y con pleno y sincero deseo de padecer antes cualquier grave pena que volver a ofenderme. Vuélvete a mí, que soy el que te redimí" (Isai. XLIV).

Después, figurándote a Cristo en tu imaginación coronado de espinas, vestido de púrpura con la caña en la mano, lleno de llagas y dolores, te imaginarás que te dice: "Ecce homo (Joann. XIX); he aquí al hombre que amándote con amor inefable, te ha redimido con estos oprobios, con estas llagas y con esta sangre. Ecce homo: este hombre es a quien tú has ofendido, después de haberte dado tantas pruebas de amor y colmándote de tantos beneficias. Ecce homo: este hombre es la misericordia de Dios, y la redención copiosa. Este hombre con todos sus méritos se ofrece por ti al Padre cada día, cada hora y a cada minuto. Éste es el hombre que sentado a la diestra de su eterno Padre pide por ti, y hace el oficio de abogado; ¿por qué, pues, me ofendes? ¿Cómo no te vuelves a mí? Vuélvete a mí, que así como el sol destierra la nube y deshace la niebla, así borraré tus culpas, y se olvidarán tus pecados" (Isai. XLII).

Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com