Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

5.7.18

De las virtudes y de los vicios: Limpieza de Corazón


La Limpieza de corazón es una virtud divina que nace de la Pureza; es hermana de la claridad de conciencia, y anida en las almas humildes y mortificadas. La Penitencia le da vida y desarrollo, haciendo crecer en el alma la sed de purificarse más y más, con el sólido fin de agradar a Dios.

Esta hermosa virtud es muy delicada, acerca más y más a Mí al alma que la posee. Es esta Limpieza de corazón un centinela que siempre está alerta a los toques del enemigo para rechazarlos.




En esta Limpieza del alma pura se refleja Dios.

¡Oh! ¡Qué bella es una alma limpia, que tiene en su fondo delineados los resplandores divinos, la Sacrosanta Imagen de la Santísima Trinidad! El Padre se recrea al mirarla, el hijo se enamora de ella al encontrarla, el Espíritu Santo la busca para poseerla.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Los limpios de corazón verán a Dios no sólo en la eternidad, sino también en el tiempo por medio de las inspiraciones, de los llamamientos, de las virtudes, del amor, de la unión y de otros modos con que Yo me comunico.

Los limpios de corazón sienten el contacto divino, el contacto de la Pureza; son los que escuchan mi voz, entienden mis sonrisas, se gozan en mis ternuras.

Los limpios de corazón enjugan las lágrimas del Amado, los que le conocen, y por El y sólo por El se sacrifican. Los limpios de corazón son los que tienen los oídos dispuestos, un recuerdo vivo del Amado, una voluntad pronta para ir tras Él, y suben lo mismo al Tabor que al Calvario, teniendo su voluntad fundida en la voluntad divina, sin otro fin que esa misma voluntad.

Mas, ¡cuán pocos son los corazones limpios! Esta es la razón porque hay tan pocas virtudes en el mundo. Las almas se sacuden. pero no se limpian desde el fondo, no arrancan de raíz los vicios; se cubren con la superficialidad de actos piadosos, muchos de los cuales son pura vanidad. El vencimiento, la penitencia y la humillación no bajan al fondo de la mayor parte de las almas. ¡Cuán triste y lamentable es lo que pasa en el mundo y en los que se llaman míos y no lo son!

Se conforma un gran número de almas con la certeza de la virtud, con el nombre de ella, mas pocos van al fondo del sacrificio, a la verdadera Limpieza de corazón. Tiempo es ya de que el mundo despierte, y que ya entre a reinar la Virtud tal cual es, y que la Verdad brille en todo su esplendor celestial.

¡Guerra a Satanás, a la Mentira, al Vicio y a la Comodidad que es ahora la reina del mundo!

¡Venga la Cruz, venga el Dolor de derribar al demonio! La Cruz y el Dolor deben penetrar en los corazones para limpiarlos y santificarlos. Esto quiero, este es el remedio del mundo en sus últimos tiempos.

¡Cuán poca limpieza de corazón veo en el mundo! Yo quiero derramarme en gracias y no encuentro dignos receptáculos para guardarlas.

El arma cruel con que Satanás asesta sus golpes a la Limpieza de corazón es la de los escrúpulos. Levanta, ante la Limpieza de corazón, torres y castillos de polvareda y humo, con que la martiriza, entretiene, y a veces la bambolea.

Los recursos de esta virtud y sus apoyos están en la Obediencia ciega, en la Claridad y en la Humildad.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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