Una conclusión resulta naturalmente, imperiosamente, de este corto estudio.
Almas cristianas, empeñen todos los medios a su alcance para adquirir la confianza. Mediten mucho sobre el poder infinito de Dios, sobre su inmenso Amor, sobre la inviolable Fidelidad con que Él cumple sus promesas, sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
No queden, sin embargo, indefinidamente, en la meditación. De la reflexión, pasen a la acción. Hagan con frecuencia actos de confianza; que cada una de sus ocupaciones sea una ocasión para renovarlos. Y es, sobre todo, en las horas de dificultad y de prueba cuando los deben multiplicar.
Repitan a menudo la invocación tan conmovedora: "Sagrado Corazón de Jesús, ¡en Vos confío!". Nuestro Señor decía a un alma privilegiada: "Es suficiente esta pequeña oración: 'en Vos confío', para arrobarme el Corazón, porque en ella está contenida la confianza, la Fe, el amor y la humildad".
No teman exagerar la práctica de esta virtud.
"No se debe nunca temer, en el supuesto, obviamente, de llevar una vida buena, no se debe temer nunca el ejercitar demasiado la virtud de la confianza. Pues así como Dios, en razón de su infinita veracidad, merece un crédito de alguna manera infinito, así también, en razón de su poder, de su bondad, de la infalibilidad de sus promesas –perfecciones éstas que no son menos infinitas que su veracidad- Él merece confianza ilimitada".
No ahorren esfuerzos. Los frutos de la confianza son tan preciosos que vale la pena hacer cualquier sacrificio por alcanzarlos.
Y si un día llegan a quejarse de no haber obtenido las maravillosas ventajas esperadas, yo les responderé con San Juan Crisóstomo: "Decís: esperé y no fui escuchado. ¡Extrañas palabras! ¡No blasfeméis contra las Escrituras! No fuisteis escuchados porque no confiasteis como convenía, porque os desanimasteis, porque no esperasteis el fin de la prueba; porque fuisteis pusilánimes. La confianza consiste sobre todo en levantar el ánimo en el sufrimiento y en el peligro y en elevar el corazón hacia Dios".
P. Raymond de Thomas de Saint Laurent | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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