La Amabilidad es hija de la Bondad. La amabilidad verdadera tiene por base el vencimiento propio, pues esta virtud no está solamente en las almas sin hiel, puesto que es tan sólo entonces una cualidad natural, nacida en un temperamento pacífico, sino que es una virtud adquirida en el sacrificio del dominio propio.
Alcanza esta virtud muchas conquistas, y el campo que recorre es de muchos colores, es decir, en el trato cotidiano de diversos caracteres. Conservar en toda ocasión la amabilidad en el rostro y en el corazón sobrenaturaliza esta cualidad natural elevándola a virtud; alcanza muchos méritos y atrae sobre sí y sobre otros las bendiciones del Cielo. Es de mucha importancia esta virtud en el trato de las almas: ejerce una misión de grandes triunfos copiosísimos en los prójimos para gloria de Dios. Sus enemigos capitales son la Cólera, la Falsedad, la Doblez y el Engarzo. La Hipocresía también la acecha. Su defensa está en la Sencillez, la Rectitud, la Simplicidad y la Prudencia.
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario