Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

2.5.18

De las virtudes y de los vicios: Modestia Espiritual


La modestia sobrenatural es la que se llama virtud, y esta Modestia llega a su último grado en la perfección de un alma; pues hay la Modestia espiritual perfecta que va muy arriba, a pesar de caminar debajo del más profundo ocultamiento. Se abriga esta modestia santa en los corazones despegados de la tierra y de sí mismos, en los que, además de pisar y despreciar todo honor mundano, se desprecian, se pisan y se renuncian totalmente a sí mismos. En esto consiste la Modestia espiritual perfecta. No tan sólo en el exterior humilde de lo que dentro del corazón está; sino en el ocultamiento interno de todo lo que pueda atraerle la más pequeña alabanza ajena, cuidándose mucho también de la propia. (Esto no va con el Director, naturalmente, porque muy especialmente para con él debe ser la virtud de la claridad, de la cual hablaré).

¡Cuánto me agrado Yo en el alma que de veras posee esta virtud bendita, con el alma que se oculta a todas las miradas que pudiera atraerle alguna alabanza, de todo lo que pudiera encumbrarla! Y pasa aún más allá esta virtud perfecta nacida de la Humildad: pasa en su segundo grado, a procurar altísimamente los desprecios ajenos, y a formar de ellos su preferido y grato alimento.




Este es el segundo grado de la Modestia espiritual perfecta: el buscar ocultísimamente los desprecios ajenos ¡Oh, bella virtud que diviniza el alma que te posee! Estas virtudes escondidas, que sólo son perceptibles para Mí, no se imaginan cómo las premio.

La Modestia tiene un perfume especial que trasciende, y mientras más se oculta, más aumenta el aroma con que recrea mi Corazón. La Modestia fingida o la pantomima de Modestia que corre generalmente por el mundo, no tiene perfume, porque es falsa: la Hipocresía es la capa con que se cubre; el apoyo de la Modestia verdadera se encuentra en el desprecio propio; su gozo en las humillaciones, su fisonomía es la de su madre la Humildad, y su centro en donde vive feliz está en la oscuridad y en el ocultamiento.

Sus enemigos, que furiosamente la acechan son la Vanagloria y la Hipocresía, la Soberbia y la Disipación.

Santa María es el amparo de esta virtud, pues ella es la Modestia misma por excelencia, como es también el arca divina que contiene en sí todas las virtudes, gracias, dones y frutos del Espíritu Santo.

v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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