La virtud del sufrimiento es una parte esencial del Dolor. El sufrimiento cristiano que se acompaña siempre de la resignación y de la Paciencia, es hijo de mi Corazón, nacido y santificado en El.
En mi Corazón se santificó el Dolor interno, del sufrimiento de mi Corazón tomó su virtud y fortaleza.
El sufrimiento es mayor que el Padecimiento, porque éste toca al cuerpo y aquél al alma, y tanto le aventaja cuanto es la diferencia de lo material a lo espiritual.
El Padecimiento cristiano es también una virtud, y muy grande y de riquísimo e imponderable valor a los ojos de Dios, sobre todo cuando parte de un cuerpo puro, con una alma santificada.
Uno de los mayores medios para la santificación de una alma es el padecimiento físico causado por las enfermedades; sin embargo, el Padecimiento es hijo del Sufrimiento y la mayor parte de las veces andan juntos. Mas ahora no trato aquí de un Sufrimiento puramente moral, aunque en mucho lo estimo y valorizo; hablo del Sufrimiento espiritual perfecto, que anega al alma en las amarguras más crueles.
Esta clase de sufrimiento interno fue el que desgarró a mi amantísimo Corazón, desde el instante mismo de mi Encarnación hasta que entregué mi Espíritu en manos de mi Padre. En este sufrimiento se complacen las miradas del Padre; y él es el que partiendo de una alma pura, alcanza más gracias celestiales. Todo Padecimiento y todo Sufrimiento es Cruz, y constituyen el camino derecho para el cielo.
Ellos preparan al alma para la Contemplación y la conservan: ellos son indispensables apoyos para la Oración, y su alimento y su vida.
A la medida del Dolor descienden las gracias para el alma y para las almas.
El Dolor es el Arca Santa de los divinos favores.
Sin dolor no hay alegría, es decir, no hay Oración, ni Contemplación, ni sólida virtud, esto es: sin sufrimiento no existe sencillamente la vida espiritual.
La palanca de la vida espiritual es el Dolor manifestado en las diferentes formas de Sufrimiento y Padecimiento.
Muy grande y encumbrada es esta virtud brotada de mi Corazón Santísimo.
El Sufrimiento espiritual perfecto consiste en recibir, buscar y gozarse en el Sufrimiento, Padecimiento y toda clase de mortificación voluntaria o impuesta, ya directamente por Mi mismo, ya por parte del prójimo o ya proporcionada por la misma alma.
Esta definición encierra un campo vastísimo de crueles y terribles martirios. Con sólo esto llegaría cualquiera alma que pasase por este camino a la más alta perfección.
Los enemigos del Sufrimiento y del padecimiento son muchos y combaten en favor del Mundo, Demonio y Carne.
La Comodidad y el placer hacen inmensos esfuerzos para derrotar el sufrimiento y el padecimiento.
La Delicadeza afina y pone en juego todas sus armas, la Flaqueza y Debilidad los hacen tropezar y hasta llegar a caer.
Pero el Dominio propio, la Firmeza, la Energía y la Constancia son sus apoyos y las armas también con las cuales alcanza la victoria. ¡Felices mil veces las almas vencedoras!
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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