Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

15.11.17

Solo una centella de amor


Sienten su destierro los que de verdad aman a Dios, teniendo por tanto dolor, al no poderle gozar. ¡Ay de mí! -decía el santo Rey David- que estoy condenado al cautiverio de esta cárcel, desterrado del Cielo, para donde fui creado, y a donde espero ver a Dios, y gozar de su divina paz.

Y nuestra santa madre Santa Teresa, suspirando al Señor exclamaba: "muero porque no muero", y San Juan de la Cruz, en "Llama de amor viva", añade: "Acaba ya, si quieres, rompe la tela de este dulce encuentro". Amigo, los que verdaderamente aman a Dios sienten su destierro, y no los tibios, que no tienen centella alguna del fuego sagrado, y éstos no lloran su destierro porque, entretenidos con las criaturas de aquí abajo, se olvidan de su Creador.




Mete tu mano en tu pecho, y mira lo que pasa en tu corazón, y si no tienes este vivo sentimiento es entonces señal manifiesta de que careces de su amor, y que has hallado entretenimientos en el destierro a gusto de tu paladar. ¡Oh, si tuviésemos al menos una centella del amor de Dios! ¡Qué sed padeceríamos de verle y gozarle, sin que nada pudiera apagar el agua de las criaturas de la tierra, sino solo el amor de Dios!

Oración:
¡Quisiera amarte, Dios mío, como todos los ángeles y santos del Cielo y de la Tierra! Quisiera morir, y expirar de puro amor tuyo, solo por ser quien eres: Bien Infinito. Sin otro interés alguno, ni para mi propio provecho, te amo sobre todas las cosas, y te quisiera amar más aún. Te amo, Dios mío, por los beneficios que me has hecho; te amo por lo que me has sufrido, te amo porque me amas, y te amo por ser Tú quien eres.

Dame, Señor mío, que muera a mí y a todas las criaturas, por vivir para Ti y no apartarme de Ti, y por estar crucificado con mi Redentor, en quien quiero vivir más que en mí, y de quien no me apartará criatura alguna. Su cruz es mi gloria.


| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com

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