Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

4.1.24

Plegaria ante calamidades, catástrofes o desastres



¡No más, no más, oh Dios, de tus enojos nos hagas sentir el potente rigor! Vuelve a tu pueblo tus paternales ojos, y oye su voz doliente. Templa ya la justicia, que harto y tremendamente brilló.

Pues aunque fue grande nuestra malicia, y nos adentramos por la senda del mal, Tú has prometido al pecador contrito y arrepentido que, de la penitencia a la eficacia, siempre que escuches de su ruego el grito le volverás tu gracia.

Depón, pues, el azote; mira la sangre de tu Cristo Santo, que corre unida a nuestro triste llanto sin que jamás se agote.

Por esa preciosa sangre tu pueblo implora tu compasión, y de la Virgen Madre bajo el manto carmelitano nos refugiamos, rogándola también actúe ante su Hijo, pues ella es la más poderosa intercesora.

¡Perdón, Señor, perdón! Con alma arrepentida confesamos, Dios y Padre nuestro, nuestras maldades. Haz lucir tus piedades sobre esta grey postrada y afligida, que de tal gracia guardará memoria ensalzando siempre tu benevolencia, y tu infinita gloria.

Amén.


[Ahora se rezan siete Avemarías, en honra de los Dolores de nuestra Señora del Carmen, para que se digne consolar nuestros dolores con su amorosa protección].


2.1.24

Oración ante alguna desgracia o hecho desafortunado



Oh buen Jesús, que hoy me veis llegar triste a vuestros pies; compadeced mi flaqueza y dad consuelo a mis ansias.

Vos sois mi Rey y mi dueño, Vos el esposo de mi alma y el salvador de mi vida; Vos sois el amigo que más me ama. ¿A qué otro, pues, recurrir pudiera con confianza mi indefenso corazón, cuando las inquietudes y los pesares le asaltan?

Vos, que en su fondo leéis y escucháis cómo os clama, venid Señor en su auxilio. Venid, Señor, sin tardanza.

1.1.24

Plegaria para pedirle a Dios acierto ante situaciones dudosas



Bien sabéis, mi Dios, que al engaño sujeto se halla el mortal, y que anhelando acierto puede, como ciego, llegar a errar.

Por eso se turba mi alma y siente perplejidad, recelando en su ignorancia pueda elegir por bien al mal.

Sin embargo Vos sois infalible, Vos solo sois la verdad. Venid, pues, a dirigirme, compadecido de mi afán.

Que según sea la vuestra, se incline así mi voluntad, y en honra tuya se cumpla lo que me convenga más.

Por nuestro Señor Jesucristo os lo pido, y a su Madre María pongo por intercesora, postrando ante Vos mi faz, suplicándoos encarecidamente que tu Santo Espíritu acuda a socorrerme y me venga a guiar.

Amén.


30.12.23

Preces en poética, para acción de gracias



Mi corazón, ¡oh Dios!, en tu presencia, bendice a tu Providencia por los dones que recibe de tu mano, reconociendo tus favores, mientras te rindo gracias de rodillas.

¡Oh, cuántas maravillas sabes obrar, Señor! ¡Cómo en provecho del hombre, lo enalteces o lo humillas, dándole júbilo o aflicción!

Yo lo confieso: siempre encontré tu patente bondad en los diversos sucesos de mi vida, y hoy que se siente mi alma fortalecida, y un nuevo beneficio viene a colmar su gratitud profunda, tu nombre glorioso me atrevo a celebrar, tributándole el gozo que me inunda.

¡Oh, quién tuviera en tan dichoso día las voces de los cielos y la tierra, para cantar en himnos, de alegría, los sentimientos que mi pecho encierra!

¡Quién pudiera, Señor, de tus piedades glorificar la mística dulzura, y difundir por todas las edades del fuego de tu amor la llama pura!

Pero no alcanza, ¡Bienhechor Divino!, no alcanza de mi pecho el pobre aliento (por más que agote su poder mezquino y le preste su afán atrevimiento) ni a balbucear tu nombre sacrosanto.

Permite, pues, que diga mi silencio lo que no puede decir el canto; y mientras tu alta gloria reverencio con muda admiración y tierno llanto, por mí te alaben los celestes coros, que envueltos de tu luz en resplandores, pulsan las liras de oro, donde eternamente suenan tus loores.

Concédeme además que, en el instante de abandonar el mundo, conforte tu bondad mi pecho amante, y te bendiga mi labio moribundo.

Concédeme, Señor, como corona de todas tus mercedes, el que -por aquella Divina Sangre que me colma y a quien negar ninguna gracia puedes-, después de la presente y frágil vida, en la eterna que guardas a tus hijos te cante mi alma agradecida, entre celestiales y amorosos regocijos.

Así sea.


29.12.23

Letanías del Dulce Nombre de Jesús



Dios Padre celestial,
R.: ten misericordia de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Dios Espíritu Santo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Santísima Trinidad, un solo Dios,
R.: ten misericordia de nosotros.


Jesús, escúchame.
R.: Jesús, escúchame.


Jesús, Verbo encarnado,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, esplendor del Padre,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Rey de la Gloria,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Sol de Justicia,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Hijo de la Virgen María,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús amable,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús admirable,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús Salvador fuerte,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, padre del siglo futuro,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Ángel del gran consejo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, vencedor de la muerte,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús poderosísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús pacientísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús obedientísimo,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, dulce y humilde de corazón,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, amante de la castidad,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, que nos honráis con vuestro amor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Dios de paz,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, autor de la vida,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, modelo de las virtudes,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, celador de las almas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro Redentor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro refugio,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestra esperanza,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestro Pontífice,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, padre de los pobres,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, tesoro de los fieles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, buen Pastor,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, verdadera luz,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, sabiduría eterna,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, bondad infinita,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, nuestra vía y nuestra vida,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, felicidad de los ángeles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, rey de los patriarcas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, inspirador de los profetas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, Maestro de los apóstoles,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, doctor de los Evangelistas,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, fuerza de los mártires,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, luz de los Confesores,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, pureza de las Vírgenes,
R.: ten misericordia de nosotros.

Jesús, corona de todos los Santos,
R.: ten misericordia de nosotros.


Sea tu favor con nosotros,
R.: Jesús, perdonadme.

Sea tu favor con nosotros,
R.: Jesús, escuchadme.

De mis pecados,
R.: libradme, Jesús.

De los espíritus de tinieblas,
R.: libradme, Jesús.

De los ataques del enemigo,
R.: libradme, Jesús.

De la impenitencia final,
R.: libradme, Jesús.

De la muerte eterna,
R.: libradme, Jesús.


Por el misterio de vuestra Encarnación,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Natividad,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra infancia tierna,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra vida purísima,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestros trabajos y predicaciones,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra oración en el huerto,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra pasión cruelísima,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra cruz,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra agonía,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra muerte y sepultura,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Resurrección triunfante,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra Ascensión gloriosa,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestras alegrías eternas,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestra gloria infinita,
R.: libradme, Jesús.

Por vuestro dulce y poderoso nombre,
R.: libradme, Jesús.


Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: perdonadme, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: escuchadme, Jesús.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R.: ten piedad de mi alma, Jesús.


Jesús, escúchame.
R.: Jesús, escúchame.


Santa Virgen María del Carmelo,
R.: rogad por mí a Jesús.


Bendito y alabado sea el dulcísimo nombre de Jesús, y que en el instante de la muerte Él nos endulce la agonía.

Amén.