Oh Dios, que por la fecunda virginidad de la bienaventurada María habéis dado al género humano la vida eterna, de la cual lo había despojado el pecado, hacednos sentir -en gloria de vuestro Hijo Divino y de su Santísima Madre- los efectos constantes de la intercesión de la misma para que, sostenida nuestra flqueza con su poderosa ayuda, nos regocijemos en la solemnidad con que celebramos su memoria, y tengamos parte en la felicidad de que la habéis colmado, y por la cual os tributamos acciones de gracias rendidísimas.
Este favor impetramos de vuestra bondad infinita, por el sagrado nombre del que se dignó venir al mundo, naciendo de nuestra Señora del Carmen, quien es eternamente bendita entre todas las mujeres, según los inefables decretos de vuestra misericordia, a la que alabamos con las palabras de tan excelsa Señora, diciendo humildemente:
Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios nuestro Salvador.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos.
Amén.