Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
La nueva Pascua de la nueva ley
cantemos hoy con júbilo profundo,
que el Pastor celestial que vino al mundo
aún es en él sustento de su grey.
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
Vistióse cuerpo el Verbo Omnipotente,
como un cordero se dejó inmolar.
Y siempre nuestra fe lo halla presente
en las augustas aras del altar.
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
Para prestar a todo mal consuelo,
para todas las almas atraer,
quiso habitar en nuestro infausto suelo;
quiso del pobre el alimento ser.
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
Así aquel cuerpo que glorioso brilla
a la diestra del Padre celestial,
es el pan que conforta, ¡oh maravilla!,
en este mundo al mísero mortal.
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
De bienes nos colmó su amor extremo,
y aún no contento el liberal Pastor,
de sí mismo nos hace el don supremo
poseyendo la hechura al Hacedor.
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
¡Gloria y aplauso al célico portento
que reverente admira el serafín!
¡Gloria y aplauso al Santo Sacramento,
gloria y aplauso y bendición sin fin!
Te adoramos, Pan Divino,
Sacramento del amor.
Festín santo que previno
para el triste peregrino
su piadoso Redentor.
Nota: Este cántico es para recitarse a solas o en compañía, según la ocasión. Asimismo, estas oraciones y el cántico que las clausura se aconseja también realizarlas durantes las solemnidades y visitas del día del Jueves Santo y del Corpus.
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