Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

13.10.23

Examen de conciencia: tercer mandamiento



El tercer mandamiento nos dice:

Santificarás las fiestas.


Se comprenden en este mandamiento los preceptos de la Iglesia de oír misa, confesarse, comulgar, ayunar y observar las vigilias. Se falta a este mandamiento:

- Si en el santo día del Domingo -conmemorativo de la Resurrección de nuestro Salvador-, así como en otros días de fiestas solemnes, se ha trabajado o hecho trabajar sin absoluta necesidad.

12.10.23

Examen de conciencia: segundo mandamiento



El segundo mandamiento nos dice:

No jurar ni tomar el santo nombre de Dios en vano.


Este mandamiento comprende todo lo concerniente al respeto debido a Dios y a las cosas santas.

11.10.23

Examen de conciencia: primer mandamiento



El primer mandamiento nos dice:

Amarás a Dios sobre todas las cosas.


Son inseparables de este amor la Fe, la Esperanza, la Caridad y el culto.

Se falta más o menos gravemente a este mandamiento de las maneras siguientes:

- Si se ha abrigado dudas de alguna de las verdades de la religión, y si se han divulgado esas dudas.

- Si con espíritu de soberbia se ha pretendido profundizar en los sagrados misterios, y tratar de razonarlos con nuestra limitada razón, que debe venerarlos sumisa y humildemente.

10.10.23

Oración de intercesión para antes de ir a confesarse



Santa María del Monte Carmelo siempre Virgen, bendito Patriarca San José, patrón mío San [decir el nombre del santo de nuestro nombre y/o de nuestra especial devoción], penitente Santa María Magdalena, y vos, Ángel querido de mi guarda: rogad por este pecador/a, alcanzándole todas las disposiciones necesarias para una buena confesión y una Comunión Santa.

Amén.

9.10.23

Oración previa al examen de conciencia (para ir a confesarse)



¡Dios mío! Mírame aquí, a los pies de la cruz, deseando lavar con la sangre redentora que corrió en ella, y con lágrimas abundantes de un corazón penitente, todos los odiosos pecados de mi culpable vida. Vos los conocéis, Señor, Vos sabéis cuán grande es la miseria de esta alma pecadora, que perdonada muchas veces por vuestra misericordia, y habiéndoos dado su palabra otras tantas de no volver a infringir la santidad de vuestra ley, tiene todavía incesante necesidad de recurrir atribulada a la inexhausta fuente de vuestra bondad Divina, en impetración de nuevo perdón para sus infidelidades e ingratitudes.

¡Oh Santo de los Santos!, no me condenéis por esta incapacidad propia en que me reconozco de perseverar en el bien que me habéis hecho y anhelar, no me condenéis ni despreciéis, sino compadeceos de mí, más bien, por el exceso mismo de mi flaqueza y corrupción, haciéndomelas sentir y comprender vivamente, para que lleno de dolor y vergüenza ante la majestad de vuestra presencia, satisfaga vuestra justicia, uniendo al valor inmenso de la vida, pasión y muerte de vuestro Divino Hijo, la humilde contricción de mi alma arrepentida.