El segundo mandamiento nos dice:
Este mandamiento comprende todo lo concerniente al respeto debido a Dios y a las cosas santas.
Se falta a este mandamiento:
- Si se ha jurado con mentira.
- Si se ha jurado sin necesidad (lo más recomendable es, como nos enseña el Señor Jesucristo, no jurar en ningún caso).
- Si tenemos la costumbre de jurar como afirmación de lo que decimos.
- Si se ha jurado hacer mal, o no hacer bien.
- Si se ha faltado a lo prometido por nuestra causa.
- Si se ha hablado con irreverencia de Dios, de la religión cristiana, o de las cosas santas.
- Si se han proferido blasfemias, o las hemos escuchado voluntariamente y con agrado.
- Si hemos sido causa de que otro perjure, o jure falsamente.
- Si en los que nos están subordinados no procuramos infundir profundo respeto por el santo nombre de Dios.
- Si hemos cometido o permitido profanaciones de sitios santos, imágenes benditas, etc.
- Si en todo acto religioso no procuramos sentir y mostrar gran reverencia y recogimiento.
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