4. De manera que todo el ser de las criaturas, comparado con el infinito ser de Dios, nada es. Y, por tanto, el alma que pone su afición sobre una criatura, delante de Dios tambien es nada, y menos que nada porque, como hemos dicho, el amor hace igualdad y semejanza entre los amantes, y aún pone más bajo al que ama. Y, por tanto, de ninguna manera podrá esta alma unirse con el infinito ser de Dios, porque lo que no es no puede avenirse con lo que es.
Veamos algunos ejemplos en particular:
- Toda la hermosura de las criaturas, comparada con la infinita hermosura de Dios, es suma fealdad, según Salomón en los Proverbios (31, 30) dice: "Engañosa es la belleza y vana la hermosura". Y así, el alma que está aficionada a la hermosura de cualquiera criatura, delante de Dios se vuelve sumamente fea y, por tanto, no podrá esta alma fea transformarse en la hermosura que es Dios, porque la fealdad no alcanza a la hermosura.
- Y toda la gracia y donaire de las criaturas, comparada con la gracia de Dios, es suma desgracia y sumo desagrado y, por eso, el alma que se prenda de las gracias y donaire de las criaturas es sumamente desgraciada y desfavorecida delante de los ojos de Dios. Por lo tanto no puede ser capaz de la infinita gracia de Dios y de su belleza, porque lo desgraciado dista grandemente de lo que es infinitamente hermoso y colmado de gracia.
- Y toda la bondad de las criaturas del mundo, comparada con la infinita bondad de Dios, se puede llamar malicia. Porque nada hay bueno sino solo Dios (Lc. 18, 19); y por tanto, el alma que pone su corazón en los bienes del mundo, es sumamente malévola delante de Dios. Y así como la malicia no cohabita ni se entiende con la bondad, así esta tal alma no podrá unirse con Dios, el cual es suma bondad.
- Y toda la sabiduría del mundo y habilidades humanas, comparada con la sabiduría infinita de Dios, es pura y suma ignorancia, según escribe san Pablo en Corintios (1 Cor. 3, 19), diciendo: "La sabiduría de este mundo, delante de Dios es locura".