Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

29.9.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (15)



CAPÍTULO 3.
Se comenta sobre la primera causa de esta noche, que es la de la privación del apetito en todas las cosas, y se explica la razón por la cual se le llama "noche".


1. Llamamos aquí "noche" a la privación del gusto en el apetito de todas las cosas; porque, así como la noche no es otra cosa sino privación de la luz y, por consiguiente, de todos los objetos que se pueden ver mediante la luz, por lo cual se queda la potencia visiva a oscuras y sin nada (o sea, la vista), así tambien se puede decir sobre la mortificación del apetito, que es como noche para el alma porque, privándose el alma del gusto del apetito en todas las cosas, es para ella quedarse como a oscuras y sin nada. Por lo tanto, así como la potencia visiva mediante la luz se ceba y alimenta de los objetos que se pueden ver y, apagada la luz, ya no se ven, así el alma mediante el apetito se alimenta y ceba de todas las cosas que según sus potencias se pueden gustar. Apagado este apetito o, por mejor decir, mortificado, deja el alma de alimentarse y engolinarse en el gusto de todas las cosas, y así se queda según ese deseo o apetito, a oscuras y sin nada.

2. Pongamos como ejemplo el de las potencias o sentidos físicos. Privando el alma su apetito en el gusto de todo lo que el sentido del oído puede deleitar, según esta potencia se queda el alma a oscuras y sin nada. Y privándose del gusto de todo lo que al sentido de la vista puede agradar, tambien según esta potencia se queda el alma a oscuras y sin nada. Y privándose del gusto de toda la suavidad de olores que por el sentido del olfato el alma puede gustar, sin esta potencia se queda a oscuras y sin nada. Y negando tambien el gusto de todos los manjares que pueden satisfacer al paladar, también se queda el alma a oscuras y sin nada. Y, finalmente, mortificándose el alma en todos los deleites y contentamientos que del sentido del tacto puede recibir (caricias, carantoñas, besos...), de la misma manera se queda el alma según esta potencia a oscuras y sin nada. De manera que el alma que hubiere negado y echado de sí el gusto de todas las cosas, mortificando el apetito que por ellas o hacia ellas tuviera, podremos decir que está como de noche, a oscuras, lo cual no es otra cosa sino un vacío en ella de todas esas potencias o, más bien, del efecto de las mismas sobre ella.







| Preparación: Oratorio Carmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




| SubidaMonteCarmeloActualizada | | Libros | | SanJuandelaCruz | | Carmelitas |



No hay comentarios:

Publicar un comentario