En una época en donde el papiro era un bien bastante escaso (y caro), y en donde el papel (o los soportes de escritura) no estaban tan accesibles como ahora, aprovechar la extensión de ese soporte era algo importante. Por otro lado, a veces los que escribían algunas cartas del Nuevo Testamento eran bastante parcos en palabras, o no se daban a entender fácilmente, sobre todo cuando jugamos con las traducciones.
En este sentido, uno de los remedios es añadir pequeñas "correcciones" al texto, que hagan su lectura algo mucho más clara, sobre todo a las personas con poca o nula formación religiosa.