Divino Jesús: te agradezco el don de la Eucaristía, por el cual te das a todos los hombres y vienes a mi alma. Quiero que compartas conmigo este día. Te consagro mis pensamientos, palabras y obras. Te amo, Señor, por aquellos que no te aman; te reconozco y adoro como a Dios y Señor de cielos y tierra, por aquellos que no te reconocen ni te adoran. Dios mío, me ofrezco a Ti en reparación de mis pecados y de todos los pecados de los hombres. Envía, Señor, tu Espíritu sobre los corazones endurecidos, para que cambie la faz de la tierra y todos los hombres se salven, como es tu divina voluntad. Amén. |
(Con licencias eclesiásticas).
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