Semana en el Oratorio

Mes de febrero, mes del Amor

12.12.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (89)



15. Y de que también de los hechos y casos de los hombres puedan tener los espirituales noticia aunque estén ausentes, tenemos testimonio y ejemplo en el cuarto libro de los Reyes (5, 26) donde, queriendo Giezi, siervo de nuestro Padre Eliseo, encubrirle el dinero que había recibido de Naamán Siro, dijo Eliseo: "¿Por ventura mi corazón no estaba presente cuando Naamán revolvió de su carro y te salió al encuentro?", lo cual aconteció espiritualmente, viendolo con el espíritu como si pasase en su presencia. Y lo mismo se prueba en el mismo libro (4 Re. 6, 11­12), donde se lee también del mismo Eliseo que, sabiendo todo lo que el rey de Siria trataba con sus príncipes en su secreto, lo decía al rey de Israel, y así no tenían efecto sus consejos, hasta tal punto que viendo el rey de Siria que todo se sabía, dijo a su gente: "¿Por qué no me decís quién de vosotros me es traidor acerca del rey de Israel?". Y entonces le dijo uno de sus siervos: "No es así, señor mío, mi rey, sino que Eliseo profeta, que está en Israel, manifiesta al rey de Israel todas las palabras que en tu secreto hablas".

16. La una y la otra manera de estas noticias y experiencias, también como de las otras, acontecen en el alma pasivamente, sin hacer ella nada de su parte. Porque ocurrirá que, estando la persona descuidada y remota, se le pondrá en el espíritu la inteligencia viva de lo que oye o lee, mucho más claro que el sonido de la palabra y, a veces, aunque no entienda las palabras si son en latín o en otro idioma y no lo sabe, se le representa el significado de esas palabras aunque no hable ese idioma.

17. Acerca de los engaños que el demonio puede hacer y hace en esta manera de noticias e inteligencias habría mucho que decir, porque son grandes los engaños y muy encubiertos que de este tipo de experiencias hace, por cuanto por sugestión puede representar al alma muchas noticias intelectuales y ponerlas con tanto asiento, que parezca que no hay otra cosa y, si el alma no es humilde y recelosa, sin duda la hará creer mil mentiras. Porque la sugestión hace a veces mucha fuerza en el alma, mayormente cuando participa algo en la flaqueza del sentido, en que hace pegar la noticia con tanta fuerza, persuasión y asiento, que tiene que ejercer el alma entonces harta oración y fuerza para echarla de sí. Porque a veces suele representar pecados ajenos, y conciencias malas, y malas almas, falsamente y con mucha luz, todo con la intención de difamar y con gana de que se descubra aquello, para que se lleven a cabo pecados, poniendo celo en el alma de que es para que los encomiende a Dios o disfrazándolos y vistiéndolos de apariencia de bondad. Que, aunque es verdad que Dios algunas veces representa a las almas santas necesidad, si es de sus prójimos es para que las encomienden a Dios o las remedien, así como leemos que descubrió a Jeremías la flaqueza del profeta Baruc (Jr. 45, 3) para que le diese acerca de ella doctrina. El demonio falsamente simula algo parecido muy muchas veces para inducir en difamación, pecados, tropiezos y desconsuelos, de lo cual muchos tenemos muy mucha experiencia. Y otras veces pone con gran ímpetu otras noticias y las hace creer.

18. Todas estas noticias, ahora sean de Dios, ahora no, muy poco pueden servir al provecho del alma para ir a Dios si el alma se quisiese sujetar a ellas. Más aún, antes si no tuviese cuidado de negarlas en sí, no sólo la estorbarían, sino aún la dañarían harto y harían errar mucho. Porque todos los peligros e inconvenientes que hemos mencionado, puede haber en las aprehensiones sobrenaturales de las que hasta aquí hemos tratado, y más aún en este tipo de experiencias sobrenaturales. Por tanto, no me alargaré más aquí en esto, pues en renglones pasados hemos dado bastante doctrina, sino sólo diré que debe haber gran cuidado en negarlas siempre, queriendo caminar a Dios por el no saber, y siempre dando cuenta de estas experiencias a su confesor (o maestro) espiritual, estando siempre a lo que éste dispusiere respecto de las mismas. El cual debe hacer pasar al alma espiritual muy de paso por todo este tipo de experiencias, como de refilón, no haciéndola cargar con nada para así poder avanzar en su camino de unión; pues de estas cosas que pasivamente se dan al alma siempre se queda en ella el efecto que Dios quiere, sin que el alma ponga su diligencia para lograrlo. Y así, no me parece hay por qué explicar aquí el efecto que hacen las experiencias verdaderas ni el que hacen las falsas, porque sería cansar y un no acabar, ya que los efectos de estas no se pueden cobijar bajo una doctrina superflua y fugaz por cuanto, como estas experiencias son muchas y muy variadas, también lo son sus efectos, pues que las buenas los hacen buenos, y las malas, causan malos, etc. Así que diciendo que absolutamente todas se nieguen, queda dicho lo suficiente para no arriesgarse a errar.







| Preparación: Oratorio Carmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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