Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

16.11.22

"Subida al Monte Carmelo", de San Juan de la Cruz, actualizada (63)



CAPÍTULO 16.
Se explica cómo las aprehensiones imaginarias que sobrenaturalmente se representan en la fantasía no pueden servir al alma de medio para aproximarse a la unión con Dios.


1. Ya que hemos tratado de las aprehensiones que naturalmente pueden en sí recibir y en ellas obrar con su discurrir la fantasía e imaginación, conviene aquí tratar de las sobrenaturales, que se llaman visiones imaginarias, que también, por estar ellas debajo de imagen y forma y figura, pertenecen a este sentido, tal como lo son las naturales.

2. Y es de saber que, debajo de este nombre de visiones imaginarias, queremos entender todas las cosas en torno a una imagen, forma, y figura y toda especie de elemento sobrenatural que se puede representar a la imaginación. Porque todas las aprehensiones y especies que de todos los cinco sentidos corporales se representan en la imaginación y en ella hacen asiento por vía natural, pueden por vía sobrenatural tener lugar en esa misma imaginación y representársele sin ministerio alguno de los sentidos exteriores. Porque este sentido de la fantasía, junto con la memoria, es como un archivo y receptáculo del entendimiento, en que se reciben todas las formas e imágenes inteligibles y así, como si fuese un espejo, las tiene en sí archivadas, habiendolas recibido por vía de los cinco sentidos o, como decimos, sobrenaturalmente; y así las representa al entendimiento, y allí el entendimiento las considera y juzga de ellas. Y no sólo puede eso, mas aún puede componer e imaginar otras a la semejanza de aquellas que allí conoce.

3. Se debe pues saber, que así como los cinco sentidos exteriores representan las imágenes y especies de sus objetos a estos interiores, así sobrenaturalmente, como decimos, sin los sentidos exteriores puede Dios y el demonio representar las mismas imágenes y especies, y mucho más hermosas y refinadas. Por ello, debajo de estas imágenes muchas veces representa Dios al alma muchas cosas, y la enseña mucha sabiduría, como a cada paso se ve en la sagrada Escritura, como vio Isaías a Dios en su gloria debajo del humo que cubría el templo y de los serafines que cubrían con las alas el rostro y los pies (6, 2­4); Jeremías la vara que velaba (1, 11), Daniel multitud de visiones (7, 10), etc.
Y también el demonio procura con las suyas, aparentemente buenas, engañar al alma, como es de ver en el libro de los Reyes (3 Re. 22, 11), cuando engañó a todos los profetas de Acab, representándoles en la imaginación los cuernos con que dijo había de destruir a los asirios, y fue mentira. Y las visiones que tuvo la mujer de Pilatos (Mt. 27, 19) sobre que no condenase a Cristo, y otros muchos lugares. Donde se ve cómo, en este espejo de la fantasía e imaginativa, estas visiones imaginarias surgen a los iniciados más frecuentemente que las corporales exteriores. Estas, como decimos, no se diferencian de las que entran por los sentidos exteriores corporales en cuanto imágenes y especies pero, en cuanto al efecto que hacen y perfección de ellas, hay mucha diferencia, puesto que son más sutiles y hacen más efecto en el alma, por cuanto son sobrenaturales y más interiores que las sobrenaturales exteriores. Aunque eso no implica el que algunas visiones corporales de estas exteriores hagan más efecto puesto que, en fin, es como Dios quiere que sea la comunicación. Pero hablamos en cuanto es de parte de ellas, por cuanto son más espirituales.

4. Este sentido de la imaginación y fantasía es donde ordinariamente acude el demonio con sus ardides, ahora naturales, ahora sobrenaturales; porque esta es la puerta y entrada para el alma, y como hemos dicho, aquí viene el entendimiento a tomar y dejar, como a puerta o plaza de su provisión. Y por eso siempre Dios y también el demonio acuden aquí con sus joyas de imágenes y formas sobrenaturales para ofrecerlas al entendimiento, puesto que Dios no sólo se aprovecha de este medio para instruir al alma, pues mora sustancialmente en ella y puede operar por sí y por otros medios.







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