Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

25.3.21

Sobre los sufragios para las ánimas del Purgatorio



Para ganar los sufragios y hacer que sirvan de alivio a los difuntos, son necesarias las siguientes condiciones:

- 1.º La intención de adquirir y hacer la aplicación del sufragio.

- 2.º Que el difunto o difuntos a quienes se aplica, tengan necesidad y sean capaces de él, porque si no tienen nada que satisfacer, como sucede con los que ya gozan de Dios, los sufragios que se les ofrecen no tienen para ellos efecto, y si están en el infierno, tampoco les sirven de nada.

- 3.º De parte del que hace el sufragio, muchos creen que debe estar en gracia; pues como dice el Apóstol: "Si diere a los pobres todos mis bienes, y entregare mi cuerpo para ser quemado, mas no tuviere caridad, nada me aprovecha".




Es manifiesto; el que no tiene caridad, delante de Dios de nada le sirve todo lo demás. Por eso dice el Sabio: "Quien para sí mismo es malo, ¿para qué otro será bueno?". Pero digan lo que quieran aquellos que exigen el estado de gracia para ganar los sufragios e indulgencias, lo cierto es que la cuestión está por definir, por lo que más adelante le dedicaremos una conferencia específica.

Podemos aplicar los sufragios de dos maneras: una en común a todas las almas del Purgatorio, la otra en particular a una sola o varias de ellas. Si los sufragios se aplican en común, ayudan más o menos a todas las almas a disminuir el tiempo de padecer; y aunque es verdad que haciéndolo de este modo será menor el alivio que experimentará cada una, es muy posible que alguna de las almas esté terminando su purificación, y esta leve parte del sufragio que le alcance baste para sacarla en el acto de los tormentos. Mas si el sufragio se aplica solamente a una o a determinado número de almas, a éstas únicamente aprovechará.

Más adelante nos ocuparemos, siquiera sea muy de paso, de lo útiles que son los sufragios aun para el mismo que los hace. A nuestra vez hemos de decir aquí, que según San Isidoro, arzobispo de Sevilla, los sufragios aprovechan por modo de conjunción a los que están en el cielo, en cuanto que la multiplicación del número de los bienaventurados proporciona a todos ellos nuevo aumento de gloria accidental. Y aprovechan, si puede decirse así, también a los del infierno, por modo de disminución o substracción, toda vez que cuanto mayor sea el número de los que se salven merced a su devoción, a los sufragios y demás obras buenas, tanto menos condenados habrá, y por lo tanto menor será la pena de éstos, pues no tendrán que sufrir el horror y tormento que mutuamente les causa su abominable compañía.

El sufragio de las oraciones hechas por el sacerdote en nombre de la Iglesia vale para impetrar, o sea para alcanzar de Dios, diversos bienes y beneficios así espirituales como temporales, aun cuando el dicho sacerdote esté en pecado mortal, porque quien principalmente pide es la Iglesia, la cual es siempre grata a Dios. Mas el referido sufragio ignoramos si podrá ser o no satisfactorio, o llámese apto para solventar la deuda del Purgatorio: la razón es porque, como hemos indicado antes, es dudoso que una obra sea satisfactoria si el que la hace no está en gracia. Todos los sufragios, pues, hechos por los malos ministros en nombre de la Iglesia, son impetratorios, pero no podemos afirmar que sean igualmente satisfactorios o que sirvan para descontar alguna parte de la pena. Exceptúase el santo sacrificio de la Misa y los demás Sacramentos, los cuales son siempre satisfactorios por sí mismos, o como se dice, "ex opere operato".

Es también de notar que las oraciones ordenadas o admitidas por la Iglesia, como las visitas al Santísimo Sacramento, el Vía Crucis, el Rosario, el Oficio de difuntos, los salmos Penitenciales y los Graduales, la Visita de altares, el ganar las indulgencias que concede la Bula de difuntos y otras muchas, son más aceptas a Dios que las demás devociones que hace uno por su propia voluntad; porque de aquéllas creemos piadosamente que ganan las almas lo que el Papa concede, y de lo demás que nosotros hacemos no tenemos prueba alguna de lo que pueda ser provechoso a los fieles difuntos.

Aunque hay muchas especies de sufragios, los principales son cuatro, como explicaremos más adelante.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com




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