Advierte que a las almas del Purgatorio las podrás aliviar fácilmente con Misas, oraciones y limosnas, acerca de lo cual dice Lucas Tudense, llamado con este renombre por haber sido obispo de Tuy, que en el convento de San Isidro de León, que es de Canónigos Regulares, murió un Religioso, el cual apareció a otro amigo suyo y le pidió Misas y sufragios para salir de sus penas, y entre otras cosas le dijo: "Te hago saber, que los domingos, días solemnes de fiesta y los que se dicen Misas por nuestras almas, muchos de los que estamos en el Purgatorio subimos a los sepulcros a donde yacen nuestros cuerpos, y por singular indulgencia y merced de Dios somos por aquel tiempo relevados de las penas que padecemos. Y si hallamos los sepulcros perfumados con incienso o rociados con agua bendita, es tal nuestro refrigerio como si entráramos en el descanso del paraíso".
Por la ley de la caridad, por ser las almas del Purgatorio amigas de Dios, y por tu propio interés, estás obligado a hacer aquella limosna, porque ni puedes darla mayor, ni que mejor se logre, ni a personas más beneméritas, ni más útil para ti, pues te dará Dios en este mundo ciento por uno y después la vida eterna; y ganarás tan fieles y buenos amigos, que están perpetuamente en el acatamiento del Señor rogándole por ti.
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