Casi todos querrían saber cuáles oraciones son de mayor provecho para las almas del Purgatorio. Atiéndase más bien a recitarlas con reverencia y fervor, revistiéndose de la necesidad y del espíritu de las pobres almas, y todo saldrá bien. ¡Oh, si de este modo se rezase siquiera el Padre nuestro! Esta oración de nuestro Señor Jesucristo tiene siempre una eficacia especial. Santa Brígida orando una vez por un difunto, oyó que la decía el Señor: "Quicumque offert pro anima alterius unum Pater, acceptus est Deo pondere magno auri", esto es: "que el que ofrece al Señor un solo Padre nuestro por el alma de otro, es tan agradable a Dios como si ofreciese en sufragio un gran peso de oro".
San Ambrosio, con el Padre nuestro especialmente, libró del Purgatorio el alma del emperador Teodosio.
Santa Margarita de Cortona, con el Padre nuestro libró machas almas, especialmente la de su madre. La Beata Juana de la Cruz, con el Padre nuestro libró el alma de un perseguidor suyo. El Beato Esteban, minorita, con dicha oración libró el alma de su hermano. Santa Isabel, de Hungría, libró el alma de su madre.
He aquí una oración sumamente fácil, se puede recitar siempre, aun entre las ocupaciones domésticas, y conducir almas al cielo, de quienes esperamos que nos han de ayudar en la hora de nuestra muerte.
También ayuda al caso el ejemplo de nuestro Beato Conrado de Onda, que repitiendo el Padre nuestro hasta cien veces, consiguió libertar del Purgatorio el alma de otro Religioso nuestro.
| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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