Pondremos uno de cada siglo por no hacer interminable esta narración.
SIGLO I. - En el siglo primero tenemos a San Dionisio Areopagita en su "Eclesiastica hierarchia", cap. VII, parte 3.a, en la cual dice: "Llegándose el Obispo, ora sobre el difunto a fin de que Dios le perdone los pecados cometidos por humana flaqueza, y lo coloque en las esferas de la luz, y en la región de los vivientes".
SIGLO II. - San Clemente Alejandrino dice, que por medio de un castigo de fuego purificador después de la muerte, deberán expiar las almas hasta la más leve mancha, antes de poder recibir el premio que les está destinado.
SIGLO III. "Celebramos aniversarios por los difuntos", dice Tertuliano.
SIGLO IV. - "Todas las penas, tormentos y aflicciones que pueden imaginarse en el mundo, si se comparan con la menor de las que se padecen en el Purgatorio, son como un consuelo" (San Cirilo de Jerusalén).
SIGLO V. - "Es preciso socorrer a los muertos, no con lágrimas, sino con oraciones, limosnas y oblaciones" (San Gregorio).
SIGLO VI. - "Sé que después de esta vida serán algunos purgados con el fuego del Purgatorio" (San Gregorio).
SIGLO VII. - Tratando San Julián, arzobispo de Toledo, de las sepulturas que se hacían en la Iglesia, dice, que pueden ayudar ocasionalmente a los difuntos, excitando a los fieles que concurran a ellas a ofrecer a Dios sufragios por sus almas.
SIGLO VIII. - San Juan Damasceno escribió todo un libro sobre el Purgatorio, del cual no haremos más que citar el título, que es como sigue: "De aquellos que murieron en la fe, y del modo que pueden ser socorridos por medio de Misas, limosnas y otras buenas obras".
SIGLO IX. - Rábano Mauro dice en el libro de "Clericorum instituione", al cap. XLIV: "Ofrecer el Sacrificio por el eterno descanso de los fieles difuntos, o bien el orar por ellos, como es práctica extendida por todo el orbe, creemos que viene de tradición apostólica".
SIGLO X. - San Odilón, abad de Cluny, instituyó en el año de 998, la conmemoración general de todos los fieles difuntos en los monasterios de su Orden para el 2 de Noviembre, cuyo piadoso pensamiento fue después adoptado por toda la Iglesia occidental.
SIGLO XI. - "La menor de las penas del Purgatorio, es mayor que todo lo que en esta vida se puede pensar" (San Anselmo).
SIGLO XII. - "Sabed que después de esta vida, se pagará centuplicado en el Purgatorio hasta el último céntimo, por las negligencias cometidas en este mundo" (San Bernardo).
SIGLO XIII. - "Las almas del Purgatorio no pueden merecer por sí; pueden, sin embargo, recibir nuestros auxilios" (San Buenaventura).
SIGLO XIV. - "El sacerdote puede aplicar por las almas del Purgatorio el fruto de las Misas, y aliviar sus penas" (Dr. Escoto).
SIGLO XV. - "La Virgen María tiene también dominio en el reino del Purgatorio" (San Bernardino de Sena).
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