Semana en el Oratorio

Desprecio de los bienes mundanos

26.11.19

Mes de noviembre dedicado a las ánimas del Purgatorio. Día 26


- Ver días previos -.

Mes de noviembre en sufragio de las benditas almas del Purgatorio.

Por la señal de la Santa Cruz...

OFRECIMIENTO:
Altísimo Señor, os ofrezco todas las penas que padeció vuestro amado hijo Jesús en su Pasión y muerte, y las de su Santísima Madre María, en reparación de todas mis culpas y pecados, con el firme propósito de no ofenderos más.

Misericordia, Dios mío, misericordia y perdón.

También os ruego, Dios de bondad, por la conversión de todos los pecadores, y por las almas del Purgatorio, para que pronto gocen de vuestra gloria por toda la eternidad.




DÍA 26 DE NOVIEMBRE: La necesidad y eficacia de la oración.
La oración es el medio más eficaz para aliviar a las almas del Purgatorio. Ella, al mismo tiempo que alivia nuestro dolor, enjuga nuestras lágrimas cerrando las heridas de nuestro corazón, y mitiga y extingue las llamas devoradoras en que gimen las almas del Purgatorio. Hija de la esperanza y del amor, después de haber brotado de nuestro corazón y nuestros labios, traspasa los límites del tiempo, penetra en la eternidad, elevada por los ángeles, llega hasta el trono de Dios, va derecha a su Corazón, le enternece y desarma su justicia, y hace hablar al amor. Luego, llena de ternura y misericordia, se derrama cual lluvia benéfica sobre las almas amadas que la esperan y les sirve de consuelo.

La oración es eficaz para aplacar la ira de Dios, por las culpas de tantos pecadores y obtenerles la gracia de la perseverancia.

La eficacia de la oración se extiende también en las almas que padecen en el Purgatorio, y el mismo Dios se ha dignado confirmarlo: "Yo experimento un placer especial cuando se me dirigen oraciones por los difuntos, sobre todo cuando veo que la compasión natural va unida con la buena voluntad que la hace meritoria", (a Sta. Gertrudis). La oración desciende a cada instante, sobre las pobrecitas almas, cual lluvia benéfica, cual bálsamo saludable que no solamente endulza y calma sus dolores, sino que les libra también de aquella cárcel, más o menos rápidamente, según sea el fervor y devoción con que sean hechas. Oremos con fervor implorando la misericordia de Dios, en favor nuestro, de todos los pecadores y de la almas santas del Purgatorio.

SALUTACIÓN A LAS CINCO LLAGAS DE JESÚS:
I.- Yo os adoro, Santísima Llaga del pie izquierdo de mi Redentor Jesucristo, y por la sangre que se derramó de ella os suplico, Señor y Dios mío, que perdonéis los extravíos con los que tanto os ofendí, y tened compasión de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

II.- Yo os adoro, Santísima Llaga del pie derecho de mi Redentor Jesucristo, y por la sangre que se derramó de ella os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis cuantas veces me aparté del cumplimiento de vuestra santa y divina Ley, con las que tanto agravié a Vuestra Majestad, y tened piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

III.- Yo os adoro, Santísima Llaga de la mano izquierda de nuestro Redentor Jesucristo, y por la sangre que se derramó de ella os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis el que tantas veces haya cerrado mis oídos a los clamores de vuestra divina voz, con la que queríais apartarme del camino de la perdición, y tened piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

IV.- Yo os adoro, Santísima Llaga de la mano derecha de mi Redentor Jesucristo, y por la sangre que se derramó de ella os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis mis muchas ingratitudes a tantos beneficios recibidos de vuestra mano, y tened piedad de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

V.- Yo os adoro, Santísima Llaga del costado de mi Redentor Jesucristo, y por ella os suplico, Señor y Dios mío, me perdonéis todas las penas y aflicciones que con mis culpas causé a vuestro amabilísimo Corazón. Dignaos purificar todos los afectos de mi alma, concededme gracia para que os ame siempre, y tened misericordia de las almas del Purgatorio.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

ORACIÓN FINAL
¡Oh, gloriosa Virgen María del Monte Carmelo, y Madre de Bondad!, compadeceos de las benditas almas detenidas temporalmente en el fuego del Purgatorio, lejos de Dios y de Vos, que sois la Madre de Misericordia. Romped sus cadenas y libradlas del abismo donde gimen, anhelosas de su patria celestial y suspirando por el momento feliz de su unión para siempre con Dios, a quien su corazón desea con vehemencia. Tened piedad de un modo especial de las almas más abandonadas, os ruego por ellas muy particularmente. Oh, Madre de bondad, dignaos aceptar mis ruegos. Os lo suplico, oh María: reunidnos a todos en el Cielo, cerca de Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo adorable, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

| Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com