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- Qué se ha de hacer cuando se ha caído en el vicio deshonesto. -
Si te acaeciere haber caído en el vicio de la sensualidad, para que no añadas pecados a pecados, el remedio es que corras luego con toda velocidad, sin otro examen de conciencia, a la confesión; donde, menospreciando todos los dictámenes de la prudencia humana, expliques y manifiestes con sinceridad y sin artificio tu llaga y enfermedad, tomando la medicina y el consejo que se te diere, aunque te parezca duro, áspero y amargo.
No tardes ni te detengas, aunque te lo persuadan diferentes consideraciones o causas; porque si tardas, recaerás, y de esta recaída renacerán nuevas tardanzas, de manera que, procediendo de las tardanzas las recaídas, y de las recaídas nuevas tardanzas, se pasarán años enteros antes que te confieses y te levantes de la culpa.
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Por conclusión de esta materia te aviso de nuevo, que si no quieres caer en este vicio, huyas de él.
Los pensamientos que te vengan, aunque sean pequeños y leves, húyelos no menos que los grandes, y aunque conozcas con claridad, después de haberlos huido prontamente, que son culpas ligeras, confiésalas no obstante, y descubre las tentaciones y el estado de tu alma al confesor.
Finalmente, como remedio eficacísimo si desgraciadamente cayeres, repito que acudas cuanto antes puedas a los pies del confesor, sin dejarte jamás esclavizar en este punto de la maldita vergüenza.
Lorenzo Scúpoli C. R. | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com