La Castidad no es lo mismo que Pureza. La Castidad es Fruto del Espíritu Santo, que es la Pureza misma: como si la Pureza fuera un árbol, y la Castidad el fruto del árbol. Dios es Pureza, y Dios no es Castidad, sino que es el foco de Luz, la cual es la Pureza, y un rayo de esta Luz es la Castidad. La Virginidad es una cosa muy preciosa: es muy amada de mi Corazón. Procede también como la Castidad, del árbol santo de la Pureza.
La Virginidad es un fruto más rico que la Castidad, y procede del mismo foco de Pureza. La Virginidad que Yo más estimo es la del alma, a la cual acompañan otros dones y frutos de la Pureza.
Las virtudes son una emanación de mi Divinidad. Yo soy Eterno: pero se manifestaron las virtudes de una manera particular en la Persona del Verbo hecho carne; por lo mismo, no está mal el decir que en el Verbo Encarnado nacieron, y que en Él resplandecieron con más claridad unas virtudes que otras, no porque no las tenga todas completas, ya que las produce en grado como infinito, sino que amó y se abrazó con unas más que con otras, para enseñanza y bien de los hombres.
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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