La Afectación es hija del Amor propio y de la Hipocresía.
Es un vicio ridículo y odioso, propio tan sólo de los cortos entendimientos y de las almas hipócritas.
Es la Afectación compañera inseparable, más aún, parienta muy cercana de aquel terno de la Presunción, Pedantería y Pretensión. Todos llevan la misma sangre de la Soberbia y del Orgullo, pero la Afectación los supera, porque siempre está unida a la Hipocresía más refinada.
Muy lejos del alma que lleva consigo a la Afectación, se encuentran las virtudes hermosísimas de la Simplicidad, Sencillez y Franqueza. La Llaneza, la Sinceridad y la Claridad, jamás llegan a sus puertas.
La Afectación tiene su comercio y trato con la Falsedad, la Doblez y la Mentira. La Afectación me da en rostro y jamás inclino mis ojos al alma hipócrita y afectada.
La vida espiritual no puede existir en un alma que lleva en su ser la afectación, porque la vida espiritual va en contraposición completa con lo falso, engañoso e hipócrita.
Uno de los fundamentos para la vida espiritual es la Sencillez unida a la Obediencia ciega; y la Afectación, ni es sencilla ni es Obediente, sino todo lo contrario.
La afectación lleva consigo a la Soberbia, totalmente opuesta a la Obediencia, y a la Hipocresía, antagonista de la Sencillez. ¡Cuánto me choca una alma llena de afectación! ¡Amo tanto a la Simplicidad, a la Sencillez, y a la Claridad!
El remedio para la Afectación está en la meditación constante de la miseria del hombre y de su nada, y en la práctica continua de la Humildad.
Necesita el alma que desee sacudirse de tan odioso vicio, descubrir su pecho con valor, enseñar todos sus pliegues y dobleces, por más asquerosas que sean las llagas que en ellos se encuentran, a un Confesor espiritual y sano. El Vencimiento propio debe campear aquí destruyendo el hábito de la Afectación, con las virtudes de la Sinceridad, Claridad, Llaneza y Sencillez.
v. Concepción Cabrera de Armida | Preparación: OratorioCarmelitano.com / OratorioCarmelitano.blogspot.com
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